martes, 18 de enero de 2011

vivir asombrado

Me asombro con facilidad o por el contrario estoy de vuelta de todo?
Sí llegado el momento de hacerme esta pregunta y me asombro de la respuesta por lo positivo, ¡perfecto!. Sí por el contrario, mi respuesta me llena de insatisfacción, hay mucho camino para andar.

Estar de vuelta de todo no significa otra cosa que estar cansado de todo. La vida si deja de sorprendernos a cada gesto, por cada nueva lectura, por cada nuevo día, pasa a ser una rutina. Vivir pasa a ser monótono y cansino. Esto acaba provocándonos ganas de vomitar, verdad? Asqueados de repetir, una y otra vez lo que ya hemos vivido antes. Me digo: “yo ya estoy de vuelta, qué me vas a contar”. Aburridos de vivir.

Sin embargo, esto no siempre es así. Cuando me habitan sentimientos cargados de voluntad, cuando tras 5000 días viviendo con la misma persona y aún, al mirarle a los ojos, me maravillo, me asombro del brillo de su mirada, de la profundidad con que ella me devuelve el giño, me dialoga y me perturba. Cuando me asombro al pasear por el parque en el que me evadía los días que faltaba a clase. Cuando al mirar al horizonte desde la muralla que me vio crecer en pandilla continúa sorprendiéndome con un nuevo perfil. Cuando estos acontecimientos me hacen vibrar, todo está por vivir.

Dónde está la insatisfacción? –quizás, y lo dejo caer, estriba en vivir de fuera hacia dentro. Cuando observamos la vida desde el polo opuesto: desde el exterior.

Lo nuevo debe nacer en nuestro YO, desde nuestro ser. He aquí, diría yo, la receta al aburrimiento.
La capacidad de asombro viene en la mirada y no en lo que vemos.

lunes, 3 de enero de 2011

Lo que no me gusta de la verdad

"La pura y sencilla verdad rara vez es pura y nunca es sencilla." Autor desconocido

A todos nos enfurece, verdad, que la otra persona quiera y pretenda manipularnos, haciéndonos ver que lo que es verdad no lo es tanto. Que hay una verdad por encima de la que nosotros vemos, oímos, percibimos…Quizás no sea el termino “enfurecer” el más apropiado en todos los casos, pero sí que nos da un pellizco al orgullo. “Pero cómo? sí yo mismo lo he visto con mis propios ojos, cómo no va a ser verdad?” Cuántas veces, no es cierto, hemos dicho esta frase a nuestros interlocutores sin percibir que ellos también están en la verdad, en su verdad. Porque ellos, también han visto, oído, percibido…Cada cual, con su vivencia aprendida, memorizada, interpreta y da una lectura a lo externo.

Yo podría, acaso, haber recibido de mis progenitores una mala educación. Por lo tanto, que no me digan, como una verdad absoluta, que la mejor educación se da en el seno de la familia y son éstos, los progenitores, los encargados de tal encomienda.

He aquí una muestra de lo que para unos es verdad, para otros, incluso si me apuran, es un surtidor de agua caliente, hirviendo. Ya no sólo que no es verdad sino que la verdad, constatable en los archivos de su vida, es muy distinta.

La verdad es, puedo decir yo, subjetiva. Nosotros influenciados por nuestros deseos, intereses, sentimientos, modos de pensar… estaremos en poder de la verdad, de nuestra verdad. Eso no nos lo puede negar nadie. Ni nos podrán convencer de lo contrario.

Lo que no nos gusta de la verdad, es que sea contraria a mi verdad.

Aceptar esto significa admitir, sin irritación, que la verdad tiene tantas caras como voces la promulgan.