domingo, 19 de junio de 2011

propuesta decrecimiento y cuidadanía

El decrecimiento propone construir otras formas de vida basándose en las relaciones sociales, la cercanía, la austeridad, la vida en común y la ralentización del tiempo. Elementos que lejos de ser limitaciones son los que enriquecen la vida y la llenan de alegría. La felicidad subjetiva está asociada a la vida comunitaria donde prima la relación.

El gran reto en los países enriquecidos es aprender a producir valor, libertad y felicidad reduciendo significativamente la utilización de materia y energía, así como los desechos. Se trata de vivir mejor con menos para poder pasar de una cultura de guerra con los territorios y el conjunto de los seres vivos a una cultura de paz que permita construir otra forma de estar en el mundo.


Si mezclamos las acepciones de “cuidar” y “ciudadana” podríamos entender por “cuidadanía” algo así como: “calidad y derecho de prestar atención, deferencia y solicitud en la ejecución de una cosa”. Pero lo especial de la “cuidadanía” es que puede interpretarse de formas muy distintas, tantas como personas y tantas como una quiera. Formas particulares y personales de entender y practicar la cuidadanía, siempre desde la mirada de cada una (comprometida, sensible, emotiva, crítica, política, familiar, etc).
La cuidadanía implica un derecho a cuidar, a no cuidar por obligación y ser cuidado, sin que esto signifique subordinación "para las mujeres".

El decrecimiento y la cuidadanía reclaman el derecho y las posibilidades de reorganizar nuestra sociedad de forma colectiva y de crear colectivamente nuestra propia vida de forma sostenible.

Construir formas de vida que tienen como sustrato el cuidado colectivo, reconociendo que las personas somos seres vulnerables e interdependientes. La propuesta de la cuidadanía permite entender los cuidados de trabajo más allá de las prácticas que generan una vida sostenible. El reconocer que la vida vivible está por construir en la interacción con otras, que la vida se dirime en la vida misma y que no puede procurarse fuera de la vida (en los mercados).