jueves, 24 de enero de 2013

estado emocional: cabreado



http://elprofesorcabreado.wordpress.com/acerca-de/

Leyendo un blog que sigo, bueno más bien del que recibo su e-letter, me encuentro con un post que nos habla de los buenos propósitos y expone 11 normas a seguir para tener una vida con calidad.
No voy a hablar de ello, ya el blogero lo desarrolla y, de lejos, mejor que yo, simplemente porque es su lista. Me voy a centrar en los puntos 8 y 9 de está lista de buenas prácticas. Extraigo unos párrafos de los mismos:
8.            Intento evitar cualquier enfrentamiento o conflicto, tanto en persona como por internet. Son una pérdida de tiempo y energía… Cuando me encuentro en una situación potencialmente conflictiva, respiro hondo, me paro, suelto aire y vuelvo a concentrarme en mi trabajo y en mis objetivos, sin dejarme arrastrar hacia otro terreno en el que tengo mucho que perder y nada que ganar…
9.            Siempre intento tener en la cabeza las dos consignas siguientes:
Relativizar. Y con ello me refiero… Cada uno de nosotros tiene una misión que cumplir consigo mismo y con los demás; no hay que perder el tiempo en problemas secundarios…
Nada es para siempre… El pequeño sufrimiento por el que me toca pasar ahora pronto quedará en el olvido, …

Ahora bien, esta es mi reflexión guiada por mi estado emocional derivado del contexto y la coyuntura en la que nos vemos sumergidos fruto, pienso yo, de la insatisfacción y avaricia, ambas desmedidas, del ser humano.
Lo que en la actualidad estamos viviendo no tiene que ver con determinadas políticas e ideologías o con grupos de intereses: el Ecofin, Grupo Bilderberg, Anonymous  y/o personas en concreto, véase: Carlos Slim, Novak Djokovic,  Amancio Ortega, Christine Lagarde, Rajoy  o Barack Obama, por citar algunos y alguna. Yo diría que tiene más que ver con atributos negativos del ser humano.
Nos guste o no, todos y todas llevamos en nuestro ser las dos caras, el ying yang. Y, al igual que podemos desarrollar una lista de cualidades: alegre, alerta, amigable, amoroso, analista, atento, atrevido, atlético,… y sigue . También nos encontramos con la lista de antónimos: afligido, desprevenido, desagradable, …
Me quedo, para continuar con mi exposición, con insatisfacción y avaricia que apuntaba yo como germen del que brota una sociedad inhumana. Abro un kit kat [no pretendo generalizar y meter en el mismo saco a toda la humanidad, no obstante de una u otra manera, por desconocimiento u omisión, por desidia o por incapacidad de la persona todos/as fueron y somos coparticipes, en diferentes grado, de la cosecha que estamos recogiendo.] cierro el kit kat. Asociaba yo la insatisfacción y la avaricia a la situación de crisis de valores, crisis medio ambiental, crisis social, económica, psicoafectiva, intelectual, interpersonal y espiritual en la que nos vemos sumergidos, es más, esclavizados, diría yo. Esclavos de una sociedad mercantilizada progresivamente, donde el consumismo se ha tornado en la técnica para dar solución a todos los problemas. Insatisfacción y avaricia.
Retomo el contenido del punto 8 de la lista “normas de vida”. Y me es muy difícil no entrar en el enfrentamiento y el conflicto cuando estamos asistiendo al incremento exponencial de las desigualdades. A la caída del Estado del Bienestar, donde por desgracia la cabeza a cortar es la del pobre, el emigrante, etc. Estamos viviendo el hundimiento de las instituciones, apoyado de la ideologización de la sociedad haciendo prácticamente imposible el dialogo y el consenso. Habitamos en una sociedad tecnificada y puramente economista de donde se extraen las verdades absolutas, no dando cabida al humanismo. En definitiva, asistimos a lo que Zygmunt Bauman llamo “modernidad liquida”, que viene a referirnos una pérdida de consistencia de aquello que es lo esencial. Todo se nos escapa entre los dedos.
Y, respecto del punto 9, cómo voy a relativizar? Cómo trabajar sobre el anhelo de otro mundo es posible, sí parece cada vez más lejos?
Con todo esto, en mi estado de ánimo imperan la rabia y la ira. Así es como me siento. Y no determina mi vida, pero sí que me afecta.
Afortunadamente, me queda la b. del punto 9: “nada es para siempre”. Y estoy esperanzado en que recuperemos la fraternidad (sí alguna vez la tuvimos). Trabajemos por el bien común, lo que es de todos. Aparquemos los términos individualismo e indiferencia. Y creemos espacios para cuidarnos como personas en todas las dimensiones del ser. Esto no es utopía, queridos/as míos/as, esto es ponernos a ello. También nos queda esperar a que el barco se hunda (ya se están encargando ellos mismo, los malos) y construir sobre cimientos nuevos. !Para mí que va a ser lo mejor¡

viernes, 11 de enero de 2013

la locura del vivir




La locura del vivir viene del miedo a no saber vivir. Para disfrutar de la vida y que no se convierta en un absurdo hay que querer vivir, vibrar con lo que acontece, sentirse vivo asumiendo los riesgos y gritar. Gritarle a la vida: ¡!Sí, estoy aquí y estoy vivo¡¡ Porque la vida nos trae tormentas constantes y su paz subsecuente. Ante la vida hay que presentarse con paraguas y chubasquero. Hay que reunir recursos y pertrechos para afrontar la tempestad, cuando llegue. Y, tener la humildad suficiente para sentirnos uno/a con la vida. La vida mana y permanece en un constante compas de vida-muerte-vida, mientras que nosotras, las personas, somos finitas. ¿Por qué -nos preguntamos- para lograr una vida más agradable, más atrayente y más serena, no desarrollamos el mismo esfuerzo que desplegamos, por ejemplo, para disimular una arruga?.

Para saber vivir hay que aprender a vivir. Desde que nacemos vamos adquiriendo instrumentos, aparejos, artilugios y armas que, a la vez, nos van conformando en personas atrevidas o vacilantes, cobardes o valientes, emprendedoras o prudentes según nuestros progenitores, educadores, entorno, historia y cultura o lo que se torne. Porque la vida para todas y todos es igual, sin embargo no todas las personas la vivimos de la misma manera. Lo que para unas es un día sombrío de tormenta para otras es una oportunidad de salir a bailar bajo la lluvia. 

Ya sabemos que la vida es hermosa y a la vez trágica. Porque la vida es así. Depende de nosotros mismos y de nosotras cómo gestionemos lo uno y/o/u lo otro. Podremos fijarnos metas y constantemente, una tras otra, sobrepasarlas sin encontrar el consuelo del resultado. Decía Gandhi: “jamás renuncies a las acciones, renuncia a los resultados”. Podríamos decir aquí: jamás renuncies a vivir, renuncia a la muerte.

La Historia nos muestra cómo, en todos los tiempos y en todos los lugares, los hombres y las mujeres han buscado fórmulas para vivir más y mejor, porque la vida es finita, para el ser humano. Vivámosla en presente. Disfrutemos del aquí y ahora. Que nos llamen locas por derrochar lo que tiene y dilapidar los días. Loca o Majareta que es lo mismo, pero más castizo, por ser arriesgadas y atrevernos a gritar, gritarle a la vida. 

Al menos, para mí, la vida suena con una cadencia armoniosa y una sonoridad que me permite, al prestarle el oído, gozarla. Ya que la vida se me ofrece cálida y vibrante, a la vez que fría, silenciosa y discreta, con ésto la vivo. Es la única que tengo, según la razón me alcanza.  

Y es, cuando una descubre los sentidos profundos  que orientan toda la vida, que quiere gritarte: 
¡!SÍ, ESTOY AQUÍ Y ESTOY VIVO¡¡ 


Me dijeron una vez que un solo instante, una mirada compartida entre dos personas, crea un vínculo que perdura para la eternidad.

Gracias Pilar por lo compartido!!

Descanses en paz!!