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Leyendo un blog que sigo, bueno
más bien del que recibo su e-letter, me encuentro con un post que nos habla de
los buenos propósitos y expone 11 normas a seguir para tener una vida con
calidad.
No voy a hablar de ello, ya el
blogero lo desarrolla y, de lejos, mejor que yo, simplemente porque es su lista.
Me voy a centrar en los puntos 8 y 9 de está lista de buenas prácticas. Extraigo
unos párrafos de los mismos:
8. Intento evitar
cualquier enfrentamiento o conflicto, tanto en persona como por internet. Son una
pérdida de tiempo y energía… Cuando me encuentro en una situación
potencialmente conflictiva, respiro hondo, me paro, suelto aire y vuelvo a
concentrarme en mi trabajo y en mis objetivos, sin dejarme arrastrar hacia otro
terreno en el que tengo mucho que perder y nada que ganar…
9. Siempre intento
tener en la cabeza las dos consignas siguientes:
Relativizar. Y con ello me refiero… Cada uno de nosotros tiene una
misión que cumplir consigo mismo y con los demás; no hay que perder el tiempo
en problemas secundarios…
Nada es para siempre… El pequeño sufrimiento por el que me toca pasar
ahora pronto quedará en el olvido, …
Ver el artículo completo: http://www.saludnutricionbienestar.com/por-que-desea-curarse/
Ahora bien, esta es mi reflexión
guiada por mi estado emocional derivado del contexto y la coyuntura en la que
nos vemos sumergidos fruto, pienso yo, de la insatisfacción y avaricia, ambas
desmedidas, del ser humano.
Lo que en la actualidad estamos
viviendo no tiene que ver con determinadas políticas e ideologías o con grupos
de intereses: el Ecofin, Grupo Bilderberg, Anonymous y/o personas en concreto, véase: Carlos Slim, Novak
Djokovic, Amancio Ortega, Christine Lagarde, Rajoy o
Barack Obama, por citar algunos y alguna. Yo diría que tiene más que ver con
atributos negativos del ser humano.
Nos guste o no, todos y todas
llevamos en nuestro ser las dos caras, el ying yang. Y, al igual que podemos
desarrollar una lista de cualidades: alegre, alerta, amigable,
amoroso, analista, atento, atrevido, atlético,… y
sigue . También nos encontramos con la lista de antónimos: afligido,
desprevenido, desagradable, …
Me quedo, para
continuar con mi exposición, con insatisfacción y avaricia que apuntaba yo
como germen del que brota una sociedad inhumana. Abro un kit kat [no pretendo
generalizar y meter en el mismo saco a toda la humanidad, no obstante de una u
otra manera, por desconocimiento u omisión, por desidia o por incapacidad de la
persona todos/as fueron y somos coparticipes, en diferentes grado, de la
cosecha que estamos recogiendo.] cierro el kit kat. Asociaba yo la
insatisfacción y la avaricia a la situación de crisis de valores, crisis medio
ambiental, crisis social, económica, psicoafectiva, intelectual, interpersonal y
espiritual en la que nos vemos sumergidos, es más, esclavizados, diría yo.
Esclavos de una sociedad mercantilizada progresivamente, donde el consumismo se
ha tornado en la técnica para dar solución a todos los problemas. Insatisfacción
y avaricia.
Retomo el
contenido del punto 8 de la lista “normas de vida”. Y me es muy difícil no entrar
en el enfrentamiento y el conflicto cuando estamos asistiendo al incremento exponencial
de las desigualdades. A la caída del Estado del Bienestar, donde por desgracia
la cabeza a cortar es la del pobre, el emigrante, etc. Estamos viviendo el
hundimiento de las instituciones, apoyado de la ideologización de la sociedad
haciendo prácticamente imposible el dialogo y el consenso. Habitamos en una
sociedad tecnificada y puramente economista de donde se extraen las verdades
absolutas, no dando cabida al humanismo. En definitiva, asistimos a lo que Zygmunt
Bauman llamo “modernidad liquida”, que viene a referirnos una pérdida de
consistencia de aquello que es lo esencial. Todo se nos escapa entre los
dedos.
Y, respecto del punto
9, cómo voy a relativizar? Cómo trabajar sobre el anhelo de otro mundo es
posible, sí parece cada vez más lejos?
Con todo esto, en mi
estado de ánimo imperan la rabia y la ira. Así es como me siento. Y no determina mi vida, pero sí que me afecta.
Afortunadamente,
me queda la b. del punto 9: “nada es
para siempre”. Y estoy esperanzado en que recuperemos la fraternidad (sí alguna
vez la tuvimos). Trabajemos por el bien común, lo que es de todos. Aparquemos los términos individualismo e indiferencia. Y creemos espacios para cuidarnos como
personas en todas las dimensiones del ser. Esto no es utopía, queridos/as míos/as,
esto es ponernos a ello. También nos queda esperar a que el barco se hunda (ya se están encargando ellos mismo, los malos) y construir sobre cimientos nuevos. !Para mí que va a ser lo mejor¡