lunes, 30 de diciembre de 2013

Providas vs Fascitas

¡al pan, pan y al vino, vino!
Hay maneras de escribir que gustan más que otras, al menos a un servidor, y es esa donde se expresan las cuestiones con las palabras justas. No me refiero a la brevedad del texto ciñéndose a lo explicito sino a contar y nombrar las cosas con su léxico apropiado sin más rodeos. Esto es -y al estilo de Diana López en su blog “suspenso en religión”- llamando "coño" a los genitales femeninos cuando corresponde o, siendo muy hábil en el uso del sarcasmo, llamando "asesina en diferido" a una mujer que decidió abortar en un momento de su vida y en otro quiso ser madre y lo fue. "Con dos ovarios". Me encanta, cuando leo determinados artículos, que el texto se ciña y concrete utilizando vocablos apropiados para mencionar aquello que es nuclear del tema que se está tratando.

El léxico está ahí para hacer un buen uso de él. 

En nuestra lengua (el castellano o español, la lengua que es de España y también de las que fueron las Españas) gozamos de un diccionario (el DRAE, 1ª edición 1780, vigésimo primera edición 2003) donde sumergirnos en un extenso mar de posibilidades para barajar un escrito, nombrar o autonombrarse y que el lector o interlocutor entiendan claramente a que se están refiriendo (las palabras usadas) ya que, es posible y así me consta, no siempre entendemos o damos la misma lectura que habitaba en la intensión del autor/emisor o autora/emisora. Es fácil perdernos e incluso llegar a equívocos, por ejemplo, si utilizamos "órgano genital femenino" cuando queremos decir "coño". En la primera expresión no se concreta si es el clítoris (punto de placer) o los ovarios (centro de los redaños). Sin embargo, "coño" expresa claramente y refiere a esa parte fisiológica del cuerpo femenino que la mujer se agarra cuando quiere dejar clara su dignidad, inviolable y sagrada. -"esto es así porque me sale del coño"- y aquí, leo yo sin género de duda, que la mujer expresa su clara voluntad y opción en libertad.

Entonces, sres/as próvida ¿por qué cuando una mujer opta por abortar le dan ustedes una lectura tan malévola y reduccionista y ven ustedes demonios donde solo hay, en muchos casos, desesperación, en otros una salida valida. O, simplemente una decisión tomada según el criterio de una persona adulta, capaz y cabal? Y, si no fuera así, ¿por qué no se acercan ustedes con la humildad y compasión de la que alardean y abanderan cuan tela laureada batida al viento y ofrecen a esta persona, necesitada, quizás por ser menor o por ser inmadura o por carecer de sustentos, digo: ofrecen ayuda, sin imponerla, envés de condenarla?.

Me tienen ustedes confundido autoproclamándose "próvidas" y yo entendiendo: "fascistas" (excesivamente autoritarios).

martes, 10 de diciembre de 2013

El Lenguaje En Llamas

en Cádiz, noviembre 2013
Desde la génesis de la escritura, esta fue necesitada y creada en la tarea de dar soporte al Capitalismo. Fueron, otrora, los egipcios quienes crearon un sistema de signos (palabras) para registrar la contabilidad de su agricultura. Y es desde entonces que empezamos a hablar de un lenguaje escrito (escritura) como lo conocemos ahora.

A partir de aquí, comenzamos a romper arquetipos.

En primer lugar, a veces elevamos al libro a la categoría de lo sagrado. Sin embargo, los libros no son importantes, tan importantes, lo verdaderamente importante son las Palabras. El libro es la cárcel de la palabra. La palabra es colectiva y oral. Antes del libro, la literatura era narrada, cantada, contada. Por ello es imprescindible separar el lenguaje del continente de los libros.

Afirmaremos ahora que, el poder de las palabras para construir una realidad (te odio, te quiero) estriba en que necesitamos que se digan para que se evoque la realidad. De aquí podemos extraer que el Lenguaje sea el velo con el que construimos o cubrimos la realidad que cada uno, cada comunidad, cada sociedad percibe que es ella (los Inuit necesitan 25 palabras para expresar las realidades de la “nieve”).

Muerte,
He dicho esta palabra y
La boca se me ha llenado de cuerdas de guitarra.
 Yo, interpretando a Ory
La muerte,
como las cuerdas de una guitarra
necesita del cuerpo y de un mástil.
Un cuerpo que le haga de caja de resonancia.
Un cuerpo que experimente el sonido,
y del que las cuerdas son la voz.
Y un mástil, que tense las cuerdas,
que dilate el desarrollo de la muerte.
Muerte,
 que no es otra cosa que el reverbero de la vida.
                                                                              Yo          

Acéptese todo esto porque, el lenguaje es la base. Nos constituye como seres humanos. Somos el lenguaje que usamos, al decirlo y al oírlo.

En la escuela nos enseñan que la literatura es el desarrollo de un sistema:

EMISOR >>>>>> MENSAJE >>>>>> RECEPTOR

¿Entonces, la literatura que no llega a su destino (receptor) no es una literatura completa? ¿Esta descripción será incompleta sí, porque en ella misma se deduce,  la literatura se da al ser leída, surge con la lectura de un texto? ¿Podríamos decir que la literatura es un lector leyendo un libro?

Con lo que llevamos expuesto hasta aquí, me parece que podemos realizar un segundo aserto: los escritores no son tan importantes como lo son los lectores. Estos (los lectores), son los que dan peso al texto, dotándolo de sentido. “El autor es anecdótico”, su mensaje tiene grado de significado 0 y es el lector el que le da multiplicidad de significados a su mensaje. Si bien en la auto-escritura (el texto que se da como terapia) es importante el proceso de creación por ende el autor,  no así el mensaje ni el lector, ya que es un dialogo de auto-exploración.

Llegados a este punto abrimos un paréntesis para interesarnos por el poeta, músico y profesor de Escritura Mariano Peyrou que en su poema “Un Árbol” nos provoca chispazos con su manera de cortocircuitar el lenguaje. Yo le versiono guardando las distancias, por supuesto.

Un cuchillo.
Puedes hacer varias cosas con este cuchillo.
Puedes cortar el incansable oleaje de los pensamientos.
Puedes compararlo con la verdad y la razón que se utilizan para hacer daño.
Usarlo de brújula y seguir el rumbo que te señale.
Caminar sobre su filo y vivir la vida sin miedos.
Soñar con ser el cuchillo que corta la tarta que sueña que es el novio.
Puedes con él exigir el amor y encontrarte con la más triste de las soledades.
Crear un tálamo con muchos y descansar la pareja en su resistencia.
Puedes escribir un mensaje con él y lanzarlo al mar.
Inventar problemas, fundirlos y untarlos en una rebanada.
Lo que no puedes hacer es despuntarlo.
                                                                                              yo

Prosiguiendo con el tema del lenguaje, hacer constancia de conceptos básicos que nos ayuden a comprender y desmontar errores instaurados.

Poesía vs Prosa, no podemos comparar ni enfrentar estos dos universos ya que son de distintos planos. En un nivel tenemos la Prosa y el Verso que son el continente, las formas. Y, en un segundo nivel, están la Narrativa y la Poesía que son el contenido, el fondo.

Esquema:
Prosa y Verso
Narrativa y Poesía

Tradicionalmente identificamos el verso con poesía y la prosa con la narrativa. No obstante, podemos, por ejemplo, para el teatro o para las cartas de amor utilizar tanto la prosa como el verso. Ambos son medios de expresión. Es el ritmo el que define la diferencia entre uno y otro. Se comprende que, sí hay ritmo es verso y sí no hay ritmo es prosa. Son excluyentes, si es uno, no es el otro. Que el verso se escriba en renglones y la prosa en toda la caja de textos es pura creación enraizada.

Será un burro perdido, abandonado –nos dijimos-, ¡y el frío que pasará y las penas! Y sin más resquicios salimos a la caza de él con una zanahoria y un cintajo; y no creas que te estuviste tú ni tan sumiso y conforme con la idea, que fuiste terco y duro de convencer; pero al final te metimos verja adentro, y al pronto te atamos entre jaras y te echamos paja y yerbas…

A un burro muerto, del poeta  Agustín García Calvo, editorial Lucina

Por otra parte, la Narrativa y la Poesía no son excluyentes. No hay un elemento diferenciador. Sí hay un mecanismo que nos dice sí es poesía o narrativa: el tiempo. Siempre está presente en la narrativa que refleja la sucesión lineal de acontecimientos. El texto narrativo tiene una esencia sincrónica. Por el contrario el texto descriptivo no contiene explicito el tiempo. Otro indicativo del texto narrativo es el uso de los verbos como imprescindibles en él.

Finalmente llegamos al lenguaje poético. Y, para empezar a entender el mundo de la poesía necesitamos sumergirnos sin bombona. Como ejemplo, podemos, con las gafas del trovador, jugar con las partes del cuerpo guiado por el aliento del poeta Carlos Edmundo de Ory, y siguiendo sus pasos me atrevo con un facsímil lerdo de su creación: “Ditirambo del Gaditano”.

Ditirambo del Gaditano
Tu voz viento para mis velas
Tu sonrisa la llave de mis sueños
Tu boca cueva para mis excesos
Tu melena velo de mi pudor
Tus piernas son pilares de mi fantasía
Tu sexo la sublevación de mis manos
Tus senos dunas para perderme
Tu vientre refugio de mis sobresaltos
Tus manos lo que le falta a mis guantes (verso de la autoría de Dani, ¡pedazo de chispazo!)
Tu cuerpo es el atlas de mis viajes
Todo esto eres para mí aunque tú no lo sepas.
                                                                              yo

De todo lo dicho anteriormente, concluimos que la realidad queda reducida a nuestro conocimiento del lenguaje, que depende de nuestro vocabulario. Que nuestra mirada organiza el paisaje. Que los límites de la realidad son los límites de mi lenguaje. Que los seres humanos confundimos el mundo con nuestro lenguaje que lo nombra.

NOMBRAR
ES PONErle tamaño al infinito.
Digo 2 y lo reduzco a 2
ignorando el universo.
Disminuyo a campana la campana
y olvido que en ella flotan
eternos los sonidos.
Digo Tierra y desaparecen los planetas.
Amor, orquídea, tumba,
y los sepulto en la osamenta de sus nombres.
                                                                              José Acosta

Los seres humanos hemos sido abstraídos de lo real para ser cautivos de la realidad y las rejas de esta prisión son el lenguaje. En la realidad reducimos el mundo y lo asumimos. Con la poesía creamos grietas en la realidad para distinguir atisbos de lo real. La poesía es la herramienta con la que expresamos aquello que trasciende del lenguaje. La poesía cortocircuita el lenguaje. Y es necesario romper el lenguaje, para enmendar nuestra visión del mundo, para advertir lo real.
La REALIDAD / Lo REAL

En el lenguaje de la obviedad, el mensaje necesita de muchas palabras, frente al poético que se vale de expresiones cortas (“el cielo estaba rabioso”). La poesía invade todo el lenguaje. Las palabras están colonizadas. El lenguaje poético busca alumbrar las zonas oscuras del escenario para procurar vislumbres de lo corpóreo. Con este lenguaje, el autor facilita al lector la búsqueda de la sensación del chispazo.

El magistral Federico García Lorca y su poema “Ciudad sin sueño (nocturno del Brooklyn Bridge)” es un claro exponente de lo que es ser un cortocircuitador del lenguaje. Y con este poema suyo, que compuso el poeta una noche admirando el puente de Brooklyn, quiero acabar este texto que no quiere ser nada más que lo que tú, que me lees, quiera entender que sea.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
++
No es sueño la vida.


Referencias y conceptos meneados en el taller “El lenguaje en llamas, aproximación a la escritura creativa. Fundación Carlos Edmundo de Ory. Profesor: Miguel Ángel García Argüez. Alumnado: José Manuel, Emi, Arancha, José, Adrián, Pablo, Rosa, Mila, Antonio, Elena, Juan, Yolanda, Dani y yo mismo.

Mi oficio es encender llamas.
Carlos Edmundo de Ory


Gracias!!