martes, 30 de diciembre de 2014

el faro en la costa

“Lo que puede amarse en el hombre”, nos dice Zaratustra, “es que él es una apertura”

Haz de luz del Faro de Cádiz
Para cerrar el año  yo quiero divagar sobre esta afirmación. En primer lugar, reafirmar que la voluntad de las personas por trascender, consciente o inconscientemente, es el camino de la vida que hemos venido a recorrer. Sin embargo, constantemente el ser humano se limita mostrándose como nihilista y hacedor de vida, esto,  a mi parecer, constriñe la voluntad y el compromiso de lo que realmente somos y menos cava la Vida.

Dejar de degradar la vida humana significa confrontarla con un referente superior y es la voluntad de este confronto lo que hemos de poner en acción para dar sentido a la vida. Es esta voluntad de trascender, creo yo, la virtud de la que nos hablaba Zaratustra y que es inherente a la persona. Somos nosotras mismas esa puerta y a la vez vehículo del que se vale la VIDA para superarse. Donde digo VIDA digo SER, el Yo esencial que quiere superarse, como nos dice Echebarria: “no es la vida humana la que hay que trascender sino el ser que somos en la vida el que se abre a la trascendencia”.

Digo yo, que somos Ser, somos Vida expresándose para superarse en el Amor. El Amor que es Todo necesita, entre otras formas, la vida humana para expresarse, experimentarse y superarse. El Amor en constante expansión.

Por eso, la persona que hace de su vida una constante de superación permanente enfocando su participación en procesos de amar en todas las urbanidades es el “superhombre” del que nos habla Nietzsche, “la cuerda tendida entre el animal y el superhombre”.

Estoy convencido de que somos una pieza en el puzle inacabado (para lo eterno) que se arma con las experiencias de cada una y en la suma de todas las personas. Una imagen velada para nuestros ojos y mentes humanas, pero en la que participamos, y ahí radica nuestro poder, del destino para moldear, en el arte de lo posible, la expansión del amor.

Hay, hoy en día y desde la noche de los tiempos, muchas “razones e inteligencias” mortales y efímeras que nos alejan de nuestra sustancial esencia con el fin de provocar sufrimiento al ser humano. Entender y Aceptar esto que somos y pretendo mostrar descansa en la comprensión de nuestra inocencia. No somos una u otra cara ni del bien ni del mal, ni luz o sombra, amor ni odio, hombre/mujer.

Soy consciente de que desprendernos de nosotras mismas para trascender se nos emula salto al vacío y  que volver a nacer en cada presente es como sumergirse en la nada y que ello requiere asegurar condiciones emocionales equilibradas y necesarias que reconozcan que en la dinámica de autotrascender caben tanto la ganancia como la pérdida,  la construcción y la destrucción y que todo ello decía son dos caras de la misma moneda.

Pues con esta conciencia, en vísperas de un nuevo año, invito a un constructo necesario de nuestro compromiso de ser Apertura para que el Amor trascienda permanentemente.


Pues quería enterarse de lo que entretanto había ocurrido con el hombre: si se había vuelto más grande o más pequeño. Y en una ocasión vio una fila de casas nuevas; entonces se maravilló y dijo: ¿Qué significan esas casas? ¡En verdad, ningún alma grande las ha colocado ahí como símbolo de sí misma!(…)Y Zaratustra se detuvo y reflexionó. Finalmente dijo turbado: «¡Todo se ha vuelto más pequeño! Por todas partes veo puertas más bajas: quien es de mi especie puede pasar todavía por ellas sin duda - ¡pero tiene que agacharse! Oh, cuándo regresaré a mi patria, donde ya no tengo que agacharme- ¡dónde ya no tengo que agacharme ante los pequeños!” 
Así habló Zaratustra.
(F. Nietzsche)

viernes, 5 de diciembre de 2014

Hoy las nubes me trajeron, corazones al unísono


fotografía tomada en Cádiz desde la Avenida de la Bahía,
autoría por mi desconocida.

Hoy las nubes me trajeron, volando, mientras caminaba lisonjeando el mapa de España, bordeando la Playita de las Mujeres, exhorto en mis pensamientos, un rostro que no me dejaba indiferente. Ella cruzó altanera el paso de peatones y se incorporó a mi trayectoria, justo, cuatro pasos por delante. En sus primeros progresos al frente de mi marcha ella giraba la cabeza, más de dos, más de tres y una más, para admirar un horizonte perfilado por casas en riadas de escalones arriba y abajo y el Castillo San Sebastián al final del trazo ¡Que pequeño sobre el río!

La luz era temprana, cegadora si miras al Este. Se le llenó de caballos la sombra que proyectaba y las facciones de su rostro sobre el celeste lienzo que se sustenta en la línea del mar, me excitaban.

Yo, caballo, por su sombra sincronicé mi paso al suyo para apreciarla a corta distancia. Advertí como su rubio ondulado cabello flotaba como la avanzada de nubes sobre el horizonte y que olía a rocio. Matices que me sumergen en el patio que un día fuera una fuente con agua y despertaron en mí, ansias de pretenderla.

En un santiamén, su mano izquierda, sutil como el planear de las gaviotas, reajustó por detrás, la camiseta ahogada bajo la mordaza del talle de la chaqueta de piel canela que cubría su estilizada figura. Por un instante, desvié la atención a que las gaviotas se entrelazan con otras a lo largo de la playa y que nos acompañaban con sus grotescos graznidos. Entonces lo oí y aunque no encontraba la fuente, la fuente estaba y se me desveló, era el sonido imperceptible de los flecos que engalanan su coqueta bandolera verde mar tintineando sobre su pierna derecha.  Al unísono se veló para mis tímpanos el goteo sonórico de coches que al igual que con el desfile de cientos de pensamientos que pululan mi mente cada día, en lugar de domarlos, les deje transitar.

Y fue entonces, cuando posé mi mirada en sus huellas. Un paso tras otro, sobre el revestido recién saneado, que entonaban el ritmo y la cadencia del incesante vaivén de olas que mueren unos metros más abajo y la humedad con sal del asfalto bañaba mis sentidos, preso de sus seductivos andares.

Repentinamente, ella se giró dócilmente a la izquierda y encaró su rumbo para franquear la avenida. Experimente un soplo de rebeldía. Yo, que no quería perderla, alcé mi voz con un ¡Espera y Adiós y Gracias! Ella, volvió su rostro espontaneo, sencillo, natural, una sola vez y sonrió ¡Adiós!

Comprendí al instante, en la larga cola de la despedida, que nuestros latidos habían caminado al unísono desde la playa de Santa María del Mar hasta Isecotel y el agua que no corría volvió para darme el agua. Y la deje marchar.

Poema original de Alberti 
Hoy las nubes me trajeron,
volando, el mapa de España,
¡Qué pequeño sobre el río,
y qué grande sobre el pasto
la sombra que proyectaba!
Se le llenó de caballos
la sombra que proyectaba.
Yo, caballo, por su sombra
busqué mi pueblo y mi casa.
Entré en el patio que un día
fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
la fuente siempre sonaba.
Y el agua que no corría
volvió para darme el agua.
Rafael Alberti: Baladas y canciones del Paraná (1953-1954)

sábado, 25 de octubre de 2014

microrrelatos

Texto realizados en el curso de Creación Literaria, del CEPER Pintor Zuloaga, aula Arbolí 

negro sobre blanco

La vida tras el bigote
Como un bigote a lo antiguo y con las últimas claras del día, no se le  puede dar cuerda al reloj. La brevedad de la vida no da para caminar, conquistar y desaparecer, oculto tras un bigote a lo antiguo. Más bien, con la fidelidad que un hombre cuida su bigote, compañero tallado con el que reparte suerte en un efímero y eterno tic tac del segundero, como un bigote a lo antiguo, Perdonar -Per, constancia y totalidad- y Donar, dar constante y totalmente- como un bigote a lo antiguo, roce del reptil por la tierra, en el mundo de las formas paganas, ser capaz de amarse y saborear el goce que es vivir sin disfraz, que al fin y al cabo es lo mismo.

Desnuda
No estoy acostumbrada a tener compañía… y menos aún de semejante ser hirsuto. Me cansan las sombras que profanan la mía. Siempre fui reacia a encontrarme con grotescas criaturas en una extraña prostitución a la diosa naturaleza. Es como dice Nietzsche, “la creatura y el creador se unen”. Hermosa melancolía del porqué de las cosas. Esta criatura me hace subir como la espuma de la leche y no deseo que me arrastre hacia la maraña del laberinto de su caricaturesco cuerpo.
Serpiente que susurra a Eva.

El beso
Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Un sinnúmero de ajenas sueñan con vivir una aventura sublime. Algunas, las exitosas, las vivieron. Ahora soy yo el protagonista exaltado de esta que les voy a narrar, rojo encendido por la emoción con la mirada perdida y oculta la razón. No sé si fue un beso o un simulacro de realidad, sin embargo me sentí como la primavera que presiente los nuevos brotes y dejándome llevar cual rama a la deriva en el río de la lluvia; consumido el beso, quede invadido por el silencio altanero.

Desvelar
Encontró una carta en mi cajón que no iba dirigida a ella, la leyó… Ficción, embustes, engaños; una misiva cargada renuncios de un diestro en el  arte de la quimera. Mentiras escritas que como las ondas sobre la superficie del lago iban creciendo al chasquido de una pluma cargada de humo. Una neblinosa bruma matinal que encubre mis violentos deseos de  zurcir me niega salir del laberinto. Por una necesidad de sentir afecto y ternura me invente un amor al que no puedo renunciar, sin embargo a la mentira como al sol no se les puede mirar de frente.

Al descubierto
-Por cierto ¿hoy es domingo?
Inquirí a quien invadía mi asiento, una chica desvaída que pareciera que nunca se hubiera peinado.
Una racha de viento ahogo la lámpara de mi cabeza. Ya no había razón en las oscuras oquedades.
-Por cierto ¿hoy es domingo?
La desgarbada ataviada con trapos de un ropero de caridad, seguía sin responder.
Rincones de casapuertas con desconchones que parecen caras de Belmez, así quedo mi mente tras los envites del temporal.
-Por cierto ¿hoy es domingo?
La zarrapastrosa se muerde la lengua. Tiene un perro por familia. 

Poema de amar
Los hombres que a mí me gustan no saben llorar ni se sustraen al abrazo genital. Hombres que abandonan el pene, que olvidaron la vaginalización de la mujer y moran en una sexualidad sin dobleces. Una sexualidad sin jerarquía en la relación con los cuerpos, en un nuevo desorden amatorio, lejos del coito como principio rector del caos. Hombres que reniegan del turista y recuperan al viajero, que esquivan lo permitido y acuden a lo prohibido, que danzan al compás del agua de la fuente que me recorre imparable para saciar la sed de piel. Hombres que me estimulan el goce de los goces  y me suscitan orgasmos sempiternos. Los hombres que a mí me gustan recitan el Ars Amandi1.

1Poema de Ovidio

Otro final
Y su relato, vocero de lo acontecido en el último capítulo, era escuchado celosamente por todas, desde el abuelo languidecido a la afanada ama de casa pasando por la chiquillería alborotada esperando que se abra Pandora, todas ellas, deseosas, se agolpaban prestas a recibir una dosis de oleos balsámicos para sus desdichas.

Europa
Deberías airearte un poco, estas llena de telarañas, polvo y caspa. Cuando me hablan de ti se me llenan los oídos de tierra seca y me llega un olor a bolitas de alcanfor. Eres puerta equivoca, a veces hermética a veces viciada. En el aire que respiras no permanece la credulidad. Deberías concebirte y abortar en un continuo vida-muerte-vida y deberías hacer girar el cuchillo para seguir el rumbo que te marque y deberías exigir con él igualdad, libertad y fraternidad. Lo  que no debes hacer es silenciarte.

Indecisión
Las flores blancas preñaban el espacio y el olor otoñal se reflejaba en las gotas de lluvia.
¡El cielo estaba rabioso!
Es tarde y Papito espera, como las velas al viento. No hay pamelas ni tocados, el protocolo no lo requiere, las figuras veladas en sombra lo anuncian bajo la luz amarilla prendida de la piedra ostionera. Dentro, bancos alineados. Fuera, cámaras polaroid. Por todos lados, nudos de corbatas y tacones de vértigo. Las manecillas marchan atropelladas. Hay cuerpos que se entrelazan, miradas con el rabillo del ojo, murmuraciones opacas y piropos.
¡Que guapas estamos todas!
Y yo sigo sin saber qué hacer ¿La espero dentro o salgo a buscarla? Salgo, y la grúa se ha llevado el coche nupcial.

La rueda de la vida
Ángela sentía una angustia continua que se fue tejiendo vuelta a vuelta, punto a punto con las agujas del dolor. Todos los ángulos de su existencia los ha inundado la sombra del silencio. Ya no está su amor, y con él se fueron el manitas, el contable, la pareja sexual y el calentador de cama. A Ángela, la muchacha antivestida, todo le asusta, tiene miedo de todo. Y el revés de la muerte, pese a la pulga interior que aguijonea a Ángela, rueda invariable. Forzada a talar el árbol sin hojas de la tristeza y cubrir la huella de la puñalada, Ángela, con la voz extinta en su garganta y una gota salada sobre la tarjeta,  acompañada de su cuñado, el que contrasta con el más débil,  por primera vez ha sacado dinero de un cajero.





viernes, 3 de octubre de 2014

divina locura

fresco en el museo de la Catedral de Astorga
Al momento los gestos de sorpresa, las caras de susto y, también, la disposición presta inundaron el espacio que acogía aquella primera sesión. Unas esperaban que por ser hoy, orto del curso, no pasáramos de una mera exposición de contenidos y presentaciones, y así llegaría el ocaso del tiempo sin tener que mostrarse por miedo a las caras desconocidas y el desnudo escénico. Otras, osadas o marineras curtidas en destaparse, felices de embarcarse en esta nueva travesía.

Al final, todo se dio como ocurre siempre en la vida, un paso tras otro. Unas, las más, tropezaron con una piedra, otras usaron la piedra del camino como asiento, otras moldearon la piedra y, de algo tan efímero como una sesión de inicio que da pié a otras, oímos, como relatos poéticos y novelescos, vidas travestidas.

Tras una de estas, escondida en una mente maravillosa, percibo a una de esas personas a las que la sociedad tilda de “loca”. Adorable ser, y me gustaría escribir como ella se narra y compartirlo con vosotras, “las personas sensatas”, las que habéis conocido la cordura en su plasma más cercano y lejano a la infinita incomprensión del SER y que, pese a ello, seguís ligadas a una sociedad pérdida en la razón.

Comienza a comunicar y nos habla de la locura como de una mente abierta a percibir una realidad diferente, más genuina. Vista con una mirada blanda para que el sentir del “aquí y ahora” no sea una pistola cargada que se vuelve contra ella, contra una misma. Una realidad que da expresión al ser en la forma, con un anhelo del corazón y el objetivo la psiquis.

“Con cordura y las últimas luces del día, no se le puede dar cuerda al reloj”-nos cuenta. “La brevedad de la vida no da para caminar, conquistar y desaparecer oculto tras los delirios de la sensatez en las últimas luces del día. Más bien, con la fidelidad que un hombre cuida su bigote, compañero tallado con el que reparte suerte en el efímero y sempiterno tic tac del segundero, cuidar de la locura con constancia y totalidad; y como el roce del reptil por la tierra, en el mundo de las formas cuerdas, ser capaz de zigzaguear, perderse y saborear el goce que es vivir sin disfraz, que al fin y al cabo, es legítimo”.

¿Inevitable destino? –yo me pregunto.

viernes, 29 de agosto de 2014

el compromiso con la vida

             en la fachada de la  Farmacia Perdiguero Pérez       

C/ Cervantes, 48, Cádiz 

El compromiso nos arrastra por mil maneras conformes y discordantes de ser felices.

Por ello, no basta con la voluntad de comprometerse, hay que comprender porque nos comprometemos y que esperamos del compromiso.

¿Comprender el qué?

-“Comprenderse a una misma para entender lo que  las demás me manifiestan”. Y, en esa senda, “experimentar, en el ahondo, lo que vivimos más allá de los límites de la piel”. Esto, nos ayudará a enumerar las clausulas de nuestro convenio con la vida.

Claro está, e importa y mucho, que el nivel de volumen que le demos a la responsabilidad del pacto no puede superar los decibelios a los que nuestro Ser esta apareado en y para el tronado de nuestra existencia en el que estamos relampagueando, lo que viene siendo en el sonoro “aquí y ahora”.

Si este acople, que debería ser un suave vaivén, es impropio, a veces, enojadas e inconscientemente, atribuimos fuera la dejadez y el desánimo que nos provoca el compromiso o la falta de este o la impertinencia y fatiga del mismo. Es como la crisálida que espera a que el capullo se abra desde fuera, discúlpenme! –una estupidez, la verdad.

Está bien! Hay que salir a caminar, pero si llevamos los cascos puestos –repito- ajustemos el volumen a la vibración de la sístole y la diástole de nuestro latir y sin perder el ritmo acompasado del aliento. Y, exploremos por dónde podemos desvelar el rumbo que nos lleve al compromiso entonado y de una manera natural, sin hastío y con tierra bajo las uñas.

¿Dónde sumergirnos?

-Pienso yo que -en las sombras. ¿Qué sombras? -Las nuestras. –Posi, Amarrosa.

Aquello que no queremos ver, lo oculto a nuestra mirada -porque así lo requiere el ego-. Allí, en los rincones oscuros y opacos, de piso resbaladizo, allí está la luz. Y, nos ayudara a darle intensidad, a esta luz, fijar la vista en las personas que nos la  proyectan (la oscuridad, lo que no me gusta).

Dicho esto, no es recomendable y poco beneficioso, incluso, diría yo, temerario, ir al compromiso como el que busca en un ropero ajeno y desordenado. Ya que suele ocurrir que nos vistamos de manera confusa, dispar a nuestro estilo y poco conjuntado, cuando menos.

Solemos comprometernos como vestimos la piel (para crear una imagen hacia los de fuera). Sin embargo, y es mi opinión, comprometerse tiene más que ver con estar acorde con la necesidad de la estación, con vestirse de temporada (vestirse para lo intrínseco). Vestirse para el momento es comprometerse con la trascendencia. Y nos ocurre con frecuencia, relativamente asidua, que “a ti te baila la falda y a mí el pantalón”, una forma de expresar como otra cualquiera que hay veces que nos enrolamos en compromisos que nos quedan grandes. Buques ingobernables para un simple tripulante. Barcos que no nos permiten la travesía porque, sencillamente no podemos zarpar al no poseer el saber y la maestría necesaria para gobernar la nave. Y nos quedamos amarrados a puerto, en el mejor de los casos, o podemos quedar anclados en bahía y aislados de la toma de tierra.

Entonces, y esto es una invitación personal, “romperse la camisa y seguir hasta los amaneceres”, es la más coherente de las salidas, la que optaría un experimentado lobo de mar. Soltar amarras no sería prudente. El tripulante debe comprender que su rol no es ese y debe ajustarse el volumen desprendiéndose de una casaca que no le corresponde.  La invitación es a desnudarse para verse como una es y acudir a la noche estrellada sobre la inmensidad del  océano para entender, para darnos cuenta. Esto sería más avispado, intuitivo e inteligente.

Desde allí y fijando la mirada en el manto oscuro de la bóveda interior, vislumbraremos el compromiso que nos aviene y nos hará avanzar. Se nos manifestara porque es real y como un paisaje relajante. Nuestro compromiso con nosotras mismas, con la vida, ha de ser zen o no lo será, será otra cosa.

Añadir que, a mi modo de ver, solo hay un compromiso, una acción que realmente es necesaria para sobrevivir y es comprometerse con el agradecimiento a la vida o lo que es lo mismo comprometerse con el amor. Recibir -sinónimo de agradecer- de la vida, lo que la vida nos da en abundancia, es el único alimento capaz de saciar la sed de piel que nos muerde el corazón. Visto así, diría yo que, el compromiso es una oportunidad para experimentar lo que ya comprendemos del amor y avizorar nuevos goces.

Gracias, Mamen, por mostrármelo!!

"es el Amor lo que mantiene todo unido, y también es el Todo" Rumi

miércoles, 6 de agosto de 2014

Rutas de Castillos y Amores

Castillo de  los Templarios, Ponferrada
Casa Samuel, estación de postas, vuelve a enamorarme. Sus gentes, mis yoes, incalculables, inconmensurables. Disfrute inesperado, risas y suspiros. Respiración presente, de noche y día.

Salamanca nocturna, mi relámpago en el estío. A su sombra me cobijo. Sus piedras me  elevan. Encuentro del Ser con el Ser. Sin culpa, a pesar de la insistencia y el amargo sabor de la inercia egocéntrica. En sus espacios, con descaro travieso, me relaciono con ellas, las facciones regaladas de mis personajes.

Mariposas en el estómago, lujurias en las conversaciones. Pimienta sazonada en la mañana, en el carrusel de tareas ofrecidas y aventuradas. Sin límites a la hora de estrenar piel. Unas y otras mascaras del carnaval salmantino que interpretan el amor restando distancia a la separación del Ser, para la felicidad de este, rescatando el amor cual peregrino del camino salvando puentes.

¡ah, si las rutas hablaran!

San Martin y Miranda, castañares, fuente natural, entre bosques.

¡Disfruté!

Cementerio al pie de la torre atalaya, entre dos paredes, testimonio del amor eterno. Terreno de los callados. Almas, testigos que custodian la historia de condes y princesas. Que suerte que se amaron.

Creciendo en mi interior camino ancho de Castilla, hacia un lugar de voces mescladas en armonía de amor denunciado bajo planicies de plata, custodiadas por huracanes venidos de otros lares, preñados y nuevos, en busca de agua para bañarse.

Astorga, Ponferrada, Las Medulas orgullo de pasos pesados en la tormenta de chocolate que truena en mis oídos. Torrenciales de desmanes, conducidos por vías pecuarias, cañadas de atrios, de almas romeras que se consuelan con ellas mismas en el roce de su cuero. Un abrazo sincero, nudo de brazos largos, estirados para abarcar el sentimiento en un grito mudo, fusionado que rompe la montaña y separa cantos rodados de la arcilla y la arenisca descubriendo el oro de sus faldas, “Ruina Montium”.

Cómo vivir sin ti, Salamanca, oasis en el edén. Son tus guantes curtidos que me coquetean.

¡oh! Eso sí, cómo vivir.

Sara y Chus. Cipreses junto al camino. Sombras frescas. Pies hambrientos. Almas, una desnuda la otra descalza. Voces del corazón, canciones del yo interpretadas por el maestro del recuerdo y quién sabe si otorgando amanecer a los ojos locos de tanto amor.

Hay tanto amor dándose, Salamanca, que adoro estar en ti.

Corazones empeñados en amar a la luz de Sagrados Corazones. Aprendiendo a ser diferentes. Que se empeñan en ser lunáticos comportándose desde  la razón, sin llamar la atención.

Sueño salmantino que me vuelve loco, siempre lavadero para bañarme desnudo. Vestido para presumir y volcar la copa del veneno arrojado sobre él. Déjame todas las noches soñar contigo.

Que feliz de haber estado presente, de descubrir matices velados, imprescindibles para amar. Retorno a mí, más cerca del que soy, del innombrable por el ego. Dios, Energía, Polvo, Cometa que atraviesa corazones. Que feliz soy conociéndome de regreso. Dejando que la piel viva sus deseos. Fantasía de querernos. Secretos a viva voz que fluyen por entre los labios.

Samuel te echaba de menos, donde me siento conveniente, relámpago encarnado en aquí y ahora. Comprensión fluyendo sin pensamiento, ocurriendo.

Días de espuma, montañas que no son pechos de mujer, belleza desdibujada en paisajes distintos, unos anchos y secos, otros frondosos y húmedos de sexualidad que brota natural sin pornografía, generosa, sin límites ni moral entre barrotes. Días de amor, de enamorarse, traslucidos, llenos de lunares, trajes de faralais para días de feria. La feria del amor donde enamorarse de Lua –que es luna- y de Teresa, que es madre. La feria del pisar firme para dejar huella dentro. Goce sin fin, mezcolansa de espíritu y carne y comprensión. Besándose la piel celosa de sí misma, viajando entre dos puntos distantes de un abrazo.

Tan dentro de mí, de regreso, te llevo, amor, recuerdo de mí. Y ahora el silencio os nombra. Paredes que se expanden buscando un destino sin sorpresas al abrir la puerta para que entre el deseo en mi pecho excitado gustoso de consumirse por el fuego interior. Mordido por un rayo. Derribando fronteras estúpidas. Ellas sin saberlo, yo aferrado al momento para no caerme al suelo. Y me estremece que hubiera sido si yo no hubiera estado conmigo a la puerta de mi identidad, expresando amor. He reconocido mis personajes y me he reconocido en el amor.


Gracias Samuel, gracias Salamanca!!!

martes, 15 de julio de 2014

el amor

Expresaba Ludwig Von Mises que, “El actuar humano es siempre racional cuando es deliberado, y cuando no  lo es no es acción sino reacción, que es la forma en que se expresan o se conducen los animales.”

Partiendo de esta aseveración, yo quiero reflexionar sobre el Amor. En el amor, el ser humano no se diferencia de otras especies con las que cohabitamos la tierra. En el amor no cabe el raciocinio ni la deliberación. No obstante, Sí, hay posibilidad de acción y hay reacción en el amor. Sin amor no es posible estimar realmente la vida, cuyas vetas más tenues son tan suaves como un brote de rosa. El amor se da en la naturaleza humana y en los demás seres vivos, y en la misma medida, unos por instinto, otras (las personas) por necesidad intrínseca de fundirse con el Todo así como el río al llegar a la mar.

Es el amor el genuino sendero que venimos a recorrer por la vida. Es su comprensión y experiencia empírica la que nos acerca a nuestra génesis.

Para ello, para amar, es necesario perder el miedo a vivir. Decía Mandela “miedo a brillar”. Todos tenemos en lo profundo el conocimiento del amor, el brillo, la Luz para disolvernos en una relación de amor, con nosotras mismas, con la otra, con el entorno; con cada gesto, cada mirada, cada palabra, con cada roce que saciaremos la sed de piel.

Desde el amor y para el amor debemos afianzar nuestra decisión firme de ser felices y esto no es otra cosa que abandonar el sufrimiento. El amor no admite otra cara de la moneda, no se da esa dualidad. El amor no podemos voltearlo y si lo hacemos pasa como con la tortilla, más huevos y patatas.  El sufrimiento es consecuencia del olvido de que somos amor, el polvo posado y amontonado sobre la túnica del corazón.

Ahora quiero añadir que, a la vida hemos venido a sentir el amor y a expresarlo, lo demás es externo, es una obra de teatro, es falso. La vida, creo yo, es una sucesión de tramas en secuencias concatenadas de relaciones de amor, conscientes y/o inconscientes, reales, que nos comunican y conducen de regreso a nuestro Ser.

Entonces, solo existe una necesidad de Amor y es la misma para todas y todos los seres vivos. El amor no se puede aprender, el Amor es Verdad que asoma de detrás de las trabas, los peros y las limitaciones.

Y lo resumo en que, para mí el amor es estar en conveniencia con el presente, con el momento que acontece, conectado con una misma y con el mundo, con el universo, en aceptación profunda de lo que Es, del sentir y con el sentir, es estar consciente de una voluntad vital y expresarla.

jueves, 26 de junio de 2014

la culpa

esqueleto del  fenicio Mattan,
yacimiento GADIR (cine comico), Cádiz
Estoy comprendiendo. Estoy dándome cuenta. Y confío en que la conciencia, cada vez más, me ira abriendo la mente a partir del conocimiento de mí. La llave de este conocimiento esta velada entre un manojo de pensamientos ciegos, agitado por un movimiento de vaivén inestable e inconstante.

Por ello, encontrar la llave depende de la estabilidad de nuestro pensamiento que llegará con la quietud del mecimiento. Del mismo modo, también el flujo de energías emocionales necesita de las compuertas que permitan verter cada emoción en su momento, ni antes ni después, sin reprimir ni contener y mucho menos retenerlas en el cántaro. Imprescindible que las tristezas, los miedos, las alegrías o la rabia nos atraviesen cual espada templaria. Que esboce entrada y salida para que nuestro corazón se vaciara. Del intervalo, sin tiempo ni espacio, con que estas energías fluyan a través nuestra dependerá la robustez y lozanía de nuestra salud.

Si observamos nuestro sentir por capas, podemos percibir que la Rabia se rótula a flor de piel. Con la claridad de la mañana podemos reconocer esta emoción sobre las demás. Junto a la alegría son túnicas difíciles de esconder por más que se cierna la penumbra de la noche. Siempre un enfado, un enojo, un odio o una satisfacción se nos reflejará en la cara, espejo del alma.

Bajo la rabia subyace, tras una cortina de humos, el Dolor. Fruto de la injusticia, la pérdida, la decepción de haber recibido una puñalada trapera, de ser un muñeco de trapo en manos de la bestia. Son estos sentimientos los que dan alas a la Rabia para aflorar. Se da con cotidianidad que ambas: rabia y dolor, se enmascaran mutuamente “ora tú, ora yo” en un baile en el que ambas se alternan para llevar a la otra.

No estoy marcando un itinerario sellado. Sin embargo, si somos capaces de sortear las dos capaz anteriores, accediendo bajo la herida, nos vamos a topar de bruces con la incapacidad, la desconfianza, el temor. El Miedo, emoción que emana con silencio altanero de la inseguridad, proyectándose en la segunda capa, el dolor, que justifica a su vez la primera, la defensa expresada con rabia.

“El miedo surge de un pensamiento de futuro, se apoya en el dolor del pasado y se siente en el presente”1.

Si continuamos accediendo a capas inferiores y profundizamos en la oquedad colorrada de la mina, hallamos el más recóndito de los sentimientos: la atómica Culpa, de soledad evanescente, es autoodio en busca de condena e inmolación. Una vez degustados los placeres de este sentimiento fructifican,  se acumulan, se conservan y perduran. Un sentimiento difícil de desvanecer. Es la culpa una palabra que solo nombrar te araña la lengua. Su grito callado nos aterra. Su sonoridad se multiplica por los vientres de las cavernas interiores emergiendo hacia capaz superiores desencadenando erupciones de miedo, del miedo al dolor y del dolor a la ira. Un recorrido de lava incandescente, de clamores que van y vienen o dan largos paseos.

Descansemos pues la espada en su vaina para desde la paz y con luz cenicienta, en este circuito de las emociones básicas, reconozcamos, al posar tranquilamente la mirada sobre las fuerzas brutas que liberan estas energías interiores, que la culpa es una percepción errónea de nosotras y es fuente de sufrimiento, que si tenemos la mala suerte de morirnos antes de tiempo, nuestra vida habrá transcurrido por un recalcitrante territorio comanche.

1.-Vivir el Perdón, Jorge Lomar

sábado, 7 de junio de 2014

el poder de las palabras

ecografía de la palabra
Dice aquel que “no nos afecta lo que nos sucede sino lo que decimos sobre lo que nos sucede” Epicteto, filósofo griego, esclavo en Roma.

Es cierto, como también es cierto que el vocabulario que utilizamos es determinante para que nos habite una energía en uno u otro sentido de la balanza emocional. El léxico que usamos para definir o expresar como nos sentimos o bien condiciona  o bien es delator de nuestro estado de ánimo y de nuestra salud.

Habría que decir también que las palabras que ponemos a nuestro día a día, son las que marcan el ritmo. Si no prestamos atención, si no ponemos conciencia a nuestro lenguaje hablado o manuscrito las palabras nos traicionaran. Una palabra mal dicha o fuera de lugar es una piedra arrojada, ya no tiene vuelta atrás. Más aun, cómo las pronunciamos: la cadencia, el tono, la sensibilidad, la calidad de las palabras marcan la frontera entre la salud y la afección, el orden y el caos. No es lo mismo “estoy sufriendo dolores, mi vida es un infierno” que “estoy viviendo el dolor y equilibrando mi vida con él para seguir adelante”. El cómo nos expresamos en el día a día redundará en la calidad de nuestra vida.

Admitamos que  la comunicación verbal supone el 7% del mensaje que emitimos, sin embargo el potencial energético que poseen las palabras las hace instrumentos que dependiendo del manejo de estas nos recompensaran o penaran.

Es fácil comprender qué a través de las palabras educamos, establecemos pensamiento, configuramos el carácter, aportamos seguridad y reforzamos la autoestima. Por ello, cuando utilizamos las palabras estamos creando una realidad, nuestra realidad.

Es de aquí que un adecuado uso del lenguaje en el dialogo con la otra y con nosotras mismas, o al describir las relaciones existentes entre yo y el entorno exige mesura y celo con las leyes que rigen la lengua. Ya que de las palabras emana una cascada de energía más allá de su significado y composición. Cada persona transmite fuera, a los demás, lo que lleva dentro y es reconocido, y por eso nuestras palabras pueden llevar a la sensación de sumergirse en agua helada o de tender manos y construir puentes que nos permiten cruzar hacía la otra y para que la otra penetre en nosotras.

No me cabe duda que la palabra consuela, alienta, inspira, erotiza, alivia, seduce, libera,… pero también enoja, aflige, amenaza, acorrala, aísla… Y desde esta certeza es que debemos pasar las palabras por el filtro del amor. Amor que es paciente y bondadoso, no es orgulloso ni envidia, no se irrita, todo lo cree y todo lo espera y así las palabras serán justas y verdaderas.

Acudamos a la usanza de la palabra escrita, más pausada y reflexionada que la dicha, que nos ayuda e instruye en el uso del verbo para una perfeccionada expresión en nuestro habla.

Como breve conclusión sea lo que fuere que pronunciemos si su fuente brota de la conciencia reposada y puesta la mirada en el amor, con sano criterio, puedo decir que, además de ser escuchadas o leídas y entendidas, estas palabras nos elevarán.

viernes, 23 de mayo de 2014

cuando el cielo se tiñe de colores

Castillo Santa Catalina, playa de La Caleta, Cádiz 22/05/2014, 08:10
Amanece el día llorando desde el oeste y riendo por el este y en su encuentro se cogen de la mano para mostrar la paleta de colores originales que, además hoy me define la emoción del día.

Hoy al prestar mi mirada al frente, mirando hacía poniente, una curvatura huelga sobre la bóveda del cielo. Surgiendo desde el castillo como haz de luz de un cañón láser que se proyecta sobre el cielo mohíno, preludio de un duelo que acaba en fortuna.

Hoy sí, una vez más, la naturaleza se muestra bella, esplendorosa y pletórica gratificando a aquel que la aprecia y, también a aquellos que aunque apremiados y azuzados por el día a día que comienza le entregan un atisbo de mirada y un pensamiento. Porque no pasa desapercibido  para nadie la grandeza y el misterio del arcoiris.

Este asombroso y sobrecogedor fenómeno visual de la naturaleza explicado científicamente, desde Newton hasta nuestros tiempos, como la descomposición de la luz blanca, no deja indiferente al ser humano que desde la noche de los tiempos le procuro  atención siendo éste campo abonado para la fantasía y la mística, para el estudio y la contemplación, o como musa para desiguales disciplinas artísticas. Siempre definido como obra de arte de la naturaleza ha sido boceto plasmado en la fotografía, sobre lienzo o en papel.

Sin embargo, ninguna de las fotocopias de las que ha podido el hombre hacerle ha sido capaz de materializar la fuerza y la energía transformadora que transmite su visión en vivo. Lo que se experiencia en su contemplación pausada y entregada tanto a nivel mental, corporal o espiritual es irrepetible y difícil de explicar o recrear. La mente se evade, el cuerpo se estremece y el espíritu se eleva.

Parafraseando un verso de Rumi:
Ven a contemplar el cielo en primavera.
Hay luz y hay tinte y hay enamorados
en los colores del arcoiris.
Si no vienes, todo eso no importa.
Si vienes, todo eso no importa.

viernes, 16 de mayo de 2014

ante un diagnóstico de cáncer

Si bien es cierto que, con las capacidades, conocimientos y recursos de que dispone la medicina científica, hoy en día, el diagnóstico y pronóstico de cáncer es muy certero, aludiendo a lo meramente científico y basados en la estadística y experiencia en el entorno sanitario. Con lo que no cuenta la medicina científica es con el potencial de la persona que padece la enfermedad (que ellos si conocen y de la que ellos son doctos).

Ante un diagnóstico y pronóstico de cáncer cabe la posibilidad de actuar, no desde fuera del sistema sanitario, sino paralelamente y en asociación con este. La persona afectada puede hacer mucho y son incontables, incluso, las recuperaciones de la salud en casos desahuciados por la medicina por la implicación del paciente, no como mero ejecutor de un mandato médico y receptor de un tratamiento sino como protagonista de lo que le esta pasando. No estoy hablando de milagros venidos de la mano divina por el mero hecho de pedir a Dios, a la Energía Universal, a… de que llegue la cura. Estoy hablando del restablecimiento de la salud como resultado de la responsabilidad por parte de la persona de su enfermedad,  de su voluntad de vivir, de su capacidad de resiliencia, de su empoderamiento del ser, de -tomar las riendas de su situación-.

Las personas diagnosticadas de cáncer (o de cualquier otra patología) podemos hacer mucho más de lo que creemos y nos dicen los médicos (Sanidad, SNS). Solo necesitamos estar bien informados y formados. Sí quiero reparar una lavadora, necesito saber qué es y cómo funciona su maquina. Es igual para nuestro cuerpo. Necesito saber qué es el cáncer, porqué se ha hecho presente en mí y qué esta provocando en mi cuerpo, en mi vida. Yendo más allá del prospecto (concepto médico-científico).

El cáncer es una enfermedad y conlleva unas repercusiones bio-psico-sociales. Esto nos dice que cuando la persona enferma necesita restablecer su salud, ha de restablecer el equilibrio entre las tres dimensiones (biológica, emocional y social).

Por tanto, el tratamiento de la enfermedad, no puede ser entendido unidimensionalmente y reducido únicamente a la recuperación de un funcionamiento biológico correcto. Y, aquí entra en juego la persona enferma y su entorno, el cercano y el no tan cercano (la pareja, los padres, la familia, las amistades, la vecindad y la sociedad en su conjunto).

Es, a mi modo de ver, una imprudencia dejar solo en manos de otros lo que esta afectando a nuestro cuerpo, a nuestra vida. Para mí la enfermedad, mi enfermedad es algo mío y soy yo quien tiene que gestionarla. Sí, voy a necesitar de los profesionales, sin embargo no quiere decir que sean ellos los que hagan todo el trabajo. La mayor parte de la sanación esta en mis manos. Y, en gran medida, el compromiso de la persona con ella misma y en alianza con sus médicos, enfermeros y cuidadores es crucial para recuperar la salud total. Cambiar la mirada y verlo desde nuestro lado: no es la medicina quien nos cura sino nosotros que nos sanamos y para ello podemos recurrir a la medicina como herramienta.

En definitiva quiero llegar a que “Hay un compromiso ineludible con mi vida y es: yo cuidarla, haciéndome cargo de ella”. Al igual que el panadero, he de meter las manos en la masa y mancharmelas de harina.

Biografía:
-¡Dejad que los pacientes ayuden! “e-Patient Dave” deBronkart

Si necesitas conocer más sobre cáncer y saber que dicen otras personas, pacientes o profesionales sobre ello puedes consultar las siguientes web:

Asociación Española Contra el Cáncer https://www.aecc.es/Paginas/PaginaPrincipal.aspx
Instituto Nacional del Cáncer http://www.cancer.gov/espanol 




sábado, 10 de mayo de 2014

¿hay personas buenas o malas?

desde mi atalaya
Desde el albor de los tiempos hemos mamado la capacidad de catalogar y encasillar a las personas por sus actos. Por ejemplo, si son buenos o malos según nuestra percepción basada en nuestra escala de valores, religión, experiencias, educación, cultura.

Sin embargo, hay un rasero distinto y benévolo en el momento de enjuiciar nuestras acciones. Ni buenas ni malas nosotros actuamos según nuestra verdad, así se nos plantee la vida y siempre desde la creencia de que no nos quedaba otra, por tanto no reprensible desde ningún prisma.

Expresaba yo que, esto nos viene por aprendizajes y experiencias y, además, avalado por un sistema social que necesita de esta dualidad (un universo dual donde caben el bien y el mal, la noche y el día, lo blanco y lo negro, polaridades, estas, que se contraponen) para sostener una norma y un mandato bajo el que gobernar sobre la individualidad de los cuerpos.

Desde otrora, en todos los tiempos y civilizaciones ha operado la necesidad de catalogar a las personas. Religiones y filosofías se han encargado de dogmatizar al respecto, hablando de su verdad y que todo lo que la contradice es lo opuesto a la VERDAD, la falsedad. Los que les siguen y practican son buenos y por ende los que se oponen son los malos y hay que corregirlos, traerlos al redil y en su defecto apartarlos, anularlos, aniquilarlos.

Hay aquí un razonamiento en la lógica del universo dual, aun cuando quede patente que todo es día con su tiempo claro y su tiempo oscuro. Para nosotros, si se quiere, con su tiempo de actividad y su tiempo de inactividad (trabajo y descanso, en una sociedad regida por la economía). Esto es, al igual que ocurre con las personas (esencias), que nos etiquetamos para de la misma manera aplicarnos una economía diferente a cada existencia. Existo como hombre o mujer y cada uno con su preforma y presupuesto.

Somos seres completos (lo de la media naranja es otra patraña más del espacio de gobernanza y manipulación). Somos realidades que estamos aquí para experimentar el amor. Y, el amor no tienes dos caras. No existe, en el universo No Dual, otra cara del amor. No, no hay amor/odio. Ni el bien, ni el mal.

Por ello, si somos seres completos, partes indivisorias del SER COLECTIVO (todos somos UNO, somos partículas de la energía  que es el universo) y estamos pestañeando el amor, no cabe clasificar a las personas y sus experiencias como buenas o malas. Cada unidad, en mayor o menor medida, ensaya y percibe según su necesidad y deseo de amar y ser amado. Todo es experiencia de amor, vividas dentro de una escala que no podemos razonarlas desde el prisma de un Universo Dual. 

lunes, 14 de abril de 2014

Decalogo para la salud sexual, una experiencia religiosa

En Cádiz, de la mano de mis compañeras Ana y Mª José -tanto monta, monta tanto-, por un lado y, en San Fernando, con Mila, Mari Pepa y Esther por otro,  hemos realizado sendos talleres de Sexualidad y Enfermedad Crónica. Talleres desarrollados, cada uno, en tres sesiones divertidas, tres sesiones enriquecedoras, tres sesiones de gravitante importancia para nuestra experiencia y la de los asistentes. Unos talleres donde ha habido cadencia, ritmo, ruido y, también, silencios para escuchar.

Con estos talleres hemos percibido lo agradable de satisfacer al conocimiento, pero que placer vernos satisfaciéndolo.

En la vida hay momentos en los que hay que improvisar, enfrentarte a ellos sin prejuicios y vivirlos como oportunidades de no hacer el ridículo. Y así ha sido en estos talleres con una temática peliaguda por lo tabú de la palabra “sexualidad”.

En estos talleres hemos aprendimos y transmitido que la sexualidad se conjuga con los verbos comunicar,  escuchar, sentir y compartir.

La sexualidad bien entendida no es un abandono a la atracción puramente física sino una aceptación del “yo nada vi, yo nada hable, yo nada oí y yo nada sé” de la que nos cantaba el Barberillo de Lavapiés y que yo aludo a un dejarse llevar por el asombro de la experiencia no vivida y deseada que se experimenta en la infancia, sin distorsiones.

La sexualidad con intención de acoger y voluntad de entender al otro/a, en la pareja, en la amistad y/o en la consanguineidad satisfaciendo su necesidad de saciar la sed de piel.
Una sexualidad, esta que mostramos, donde es conveniente posarse con tranquilidad fijando la mirada en la fuerza brutal que desencadena en pro de la salud. Atendiendo y prestando el sentir de nuestra caja de resonancia a la música de fondo. Y, que una vez colamada su sed con cálidas y limpias aguas nos hará reposar a la sombra del amor maduro.

Para acabar este post quiero, parafraseando el “decálogo para la felicidad” del profesor José Antonio Hernández Guerrero, compartir este decálogo para la salud sexual:

 DECÁLOGO PARA LA SALUD SEXUAL
1.- La salud sexual es un estado de ánimo que, en más de un noventa por ciento, depende del propio sujeto.
2.- La salud sexual se logra, sobre todo, viviendo intensamente el presente.
3.- Una condición imprescindible para la salud sexual es asumir serenamente la realidad.
4.- El pasado sólo vale en la medida en que sirve para alimentar el presente.
5.- Proyectar el futuro sólo ayuda si estimula el presente.
6.- La salud sexual es una meta que se alcanza mediante el empleo de métodos, de técnicas y de                         instrumentos adecuados.
7.- Más que presumiendo de virtudes y alardeando de valores, la salud sexual se logra aceptando las                 limitaciones.
8.- Descubrir las lecciones de los errores cometidos evita frustraciones y estimula la salud sexual.
9.- Reconocer la importancia de los otros aumenta la propia salud sexual.
10.- Más que lo que se tiene, la salud sexual la proporciona lo que se comparte.

Mi agradecimiento a Don Manuel Lucas Matheu y a la Escuela de Pacientes!!

https://www.youtube.com/watch?v=3DV57Y4tEAM

jueves, 3 de abril de 2014

Muerte y Sexualidad, dos puertas para la vida

!ya estamos muertos¡
En el continuo Vida/Muerte/Vida, la Muerte representa una pauta esencial de la creación. Así es, también con la Sexualidad y merced a sus eróticas atenciones y sus generosas urbanidades la vida  se redime, se recobra y se reivindica. Vida/Sexualidad/Vida.

Si uno desea la salud y una vida abundante y avivada, debe componerse una  obra musical para cuya ejecución nos favoreceremos de la sexualidad como pedales de la orquesta.

Se da en buena parte de la cultura occidental que el carácter de la Muerte se ha envuelto en distintos dogmas y doctrinas hasta separarlo de su otra mitad que es la Vida. Lo mismo ocurre con la Sexualidad que viciada por ortodoxias nocivas, censuras malditas y un reflujo inagotable de condenas ha sido rechazada y olvidada. Relegada al microcosmos del placer sexual y para quienes lo puedan ejercer, una sexualidad acotada y sometida a un presupuesto.

Pero en otras culturas como la de las Indias Orientales y la maya, que han conservado las enseñanzas acerca de la rueda de la vida y la muerte, la Dama de la Muerte envuelve a los moribundos, alivia su dolor y los consuela.

Es fundamental entender que la sexualidad no es algo que uno tiene que desear y buscar sino que escucharla, atenderla y experimentarla. Ya que es una sinfonía que se genera desde el adentro, un eco multiplicándose por las oquedades que se distribuyen  por todo nuestro existir. Un concierto que en armonía -esto es: la unión y combinación de sonidos simultáneos y diferentes, pero acordes, bien concertados y con una grata variedad de movimientos, cadencia, ritmo, medidas y pausas, caricias y besos- y en su ejecución magistral, el Ars Amandi, es una joya de nuestra esencia producto de atraerse y desearse, es un arte, el arte de amarse, y crea un verdadero e insobornable amor sin paridad, salud sin límite.

Hay en toda relación, entre dos personas o más –parejas, amistades, familia, compañeras,...- un corazón y un brío. Una sístole y una diástole y cuando se acalla un brío se entona otro. Necesitan, el corazón y el brío, una forma de expresión y bien podría ser esta la sexualidad.

Si creemos que la fuerza de la sexualidad no tiene cabida en el desorden nos equivocamos, la sexualidad no se conforma con la insinuación perversa de la Señora de la Guadaña. En el silencio oscuro e infausto que brota en la afección y el desequilibrio, amarnos cogidos de las manos, amarnos con las palabras, amarnos con las miradas y las caricias, sintiéndonos con el abrazo, satisfaciendo la sed de piel…  nos trae un lenguaje musical, para nuestro ser, hacedor de azarosas proezas en favor de la vida. Las fuerzas que la sexualidad pone en movimiento forman parte de nuestra propia naturaleza, emergen de una batuta interior que conoce las notas del pentagrama y la coreografía de la danza Vida/Muerte/Vida.

La mayoría de nosotros, aludiendo a la sexualidad, pasamos por encima de ella, tropezando y sin prestarle la atención debida. No obstante, la sexualidad es una pedagoga sabia, como la muerte, conoce nuestra holística, reconoce cuándo algo puede, debe y tiene que nacer y cuándo tiene que morir. Y, en nuestras asaduras conocemos, intrínsecamente, su métrica y su disciplina. 

Para acabar, quiero traer a colación palabras de Rosario Castellanos, la mística y poeta mexicana, que escribe a propósito de la entrega a las fuerzas que gobiernan la vida y la muerte:
... dadme la muerte que me falta...

Yo, parafraseándola, aludo:
…dadme la sexualidad que me falta…

Y diría más, emulando al poeta, que la muerte –aquella que no da fruto- es quizás el tiempo que transcurre entre que tú y yo hace dos instantes que no nos miramos ¿no es eso acaso ausencia de sexualidad, la muerte que cosecha la vida?




jueves, 27 de marzo de 2014

crónica de un acompañamiento


lago para las cenizas
Campo Santo Mancomunado de la Bahía de Cádiz
Cuando a tu jefe le consideras y así os presentáis como a un amigo, desde la ética del buen vivir, ante los conflictos que competen del día a día en el trajín de la fajina, ha de prevalecer el vínculo afectivo. No debe, desde un concepto moral, inferir en el vínculo de la amistad el desencuentro que surge de diferentes posicionamientos laborales, roles profesionales o discrepancias técnicas.

Es con Ramón, más allá del intercambio económico que manteníamos, que se daba esta situación. Con él mantuve una relación de edecán y también de confraternidad. Entre él y yo había lealtad y confianza. Un casi a partir peras juntos. En nuestras conversaciones había desde relatos biográficos y anécdotas hasta debates políticos, pasando  por la crítica del otro y la sátira picante y mordaz de lo que percibíamos en nuestro entorno al pasear, martes y viernes, por una ruta sempiterna que nos llevaba desde la residencia por el centro de la ciudad hasta su barrio del Populo, el mercado y, cumplimentadas las compras y las dos paradas de postas, de regreso a la residencia. 

Encontramos el uno en el otro, también, las tres “C”, Confidente, Camarada y Consejero.

Ramón que no era hombre de cualidades resaltables –dicen que el agua de las cualidades no permanece en la roca del orgullo- y Ramón era orgulloso, resentido y solitario. Orgulloso en su carácter, resentido de su infancia y solitario para convivir. Un hombre que se sentía abandonado por los otros y que se abandonó él de sí mismo. Sin embargo, yo le encontré su humanidad, con un corazón tierno -marcado el paso por una pila- que se emocionaba y compadecía de aquellos en los que él se reflejaba -como nos pasa a todos/as-. Le gustaba la risa y se emocionaba mostrando su lado más susceptible y sensible cuando veía la cara del sufriente.

También Ramón sufrió la cuchillada trapera de la vida y pudo a su manera levantarse. Y es esa una y la gran pedagogía que me transmitió. 

Ramón que vivió como el viento que va de rodillas, soplando por los bajos, necesitaba respuestas. Un hombre que tenía muchas más lecturas que un expediente o que le pusieran su nombre a una sala. Necesitaba una mirada, una palabra,… Y yo de este ínfimo homenaje para saciar mi duelo.

Hasta siempre Ramón!!

¡DEP!

jueves, 20 de marzo de 2014

yo ya soy millonario

Querer ser millonario es una idea plausible y que suerte aspirar a ella. Suerte porque es y debe ser un motor de cuatro tiempos –como cualquier otra idea- para esforzarnos en la vida. Un motor del no conformismo y para cultivar la inteligencia tanto funcional como emocional, llevando al gimnasio cada día a la mente y las entrañas. Además, si la meta es ser millonario, se necesitará una gran dosis de proactividad en los negocios, embarcarse en aventuras y transacciones valientes y mercadear agiotajes fecundos.

Ser millonario, como decía, es un bosquejo sinónimo de empresa y como tal necesita de un propósito, del esbozo de un proyecto, una programación y una ruta. Maquinación, combinación y confabulación serían requisitos atómicos para alcanzar el objetivo. Es imprescindible componer un ardid que nos siente en la mecedora dorada del opulento.

Querer ser millonario provoca y es motivación suficiente para poner en marcha todo las argucias desde el más hondo adentro, sin escatimar recursos ni fuerzas llevando el consumo de las energías vitales al límite de sus capacidades sin agotarlas.

Para ser millonario me hago un propósito y soy uno con él. Podemos decir que la idea es un instrumento proyectivo en sí mismo y lo dejo que fluya en mi vida para que se proyecte. El futuro pertenece a quién lo importuna, poniendo en juego el efecto Pigmalión.

Ser millonario no es solo una idea es una puerta y yo tengo la llave. Abrirla y cruzarla, aceptando la idea, su desafío, escuchándola y experimentándola en la vida. Sensibilizarme con el concepto y hacerlo presente en mi día a día dejándolo que se extienda en todas mis acciones.

Para todo ello primará el cuidado de mi imagen, de mi cultura, de mi entorno y mis relaciones íntimas e interpersonales. Escucharme con voluntad de entenderme. Actuar coherentemente con mi sentir. Cultivar mi mundo emocional y practicar una espiritualidad que me sostenga. Y, me ayudara en la hazaña desarrollar valores como la constancia, la fe y la esperanza, entre otros.


Con este itinerario, en mi caja de resonancia –mi gran oreja- siento, paradójicamente,  que yo  ya soy millonario porque no es la meta alcanzar y atesorar, sino vibrar y caminar.



"Que agradable es satisfacer los deseos, pero que felicidad verse libre de ellos" Matthieu Ricard, En defensa de la Felicidad