viernes, 23 de mayo de 2014

cuando el cielo se tiñe de colores

Castillo Santa Catalina, playa de La Caleta, Cádiz 22/05/2014, 08:10
Amanece el día llorando desde el oeste y riendo por el este y en su encuentro se cogen de la mano para mostrar la paleta de colores originales que, además hoy me define la emoción del día.

Hoy al prestar mi mirada al frente, mirando hacía poniente, una curvatura huelga sobre la bóveda del cielo. Surgiendo desde el castillo como haz de luz de un cañón láser que se proyecta sobre el cielo mohíno, preludio de un duelo que acaba en fortuna.

Hoy sí, una vez más, la naturaleza se muestra bella, esplendorosa y pletórica gratificando a aquel que la aprecia y, también a aquellos que aunque apremiados y azuzados por el día a día que comienza le entregan un atisbo de mirada y un pensamiento. Porque no pasa desapercibido  para nadie la grandeza y el misterio del arcoiris.

Este asombroso y sobrecogedor fenómeno visual de la naturaleza explicado científicamente, desde Newton hasta nuestros tiempos, como la descomposición de la luz blanca, no deja indiferente al ser humano que desde la noche de los tiempos le procuro  atención siendo éste campo abonado para la fantasía y la mística, para el estudio y la contemplación, o como musa para desiguales disciplinas artísticas. Siempre definido como obra de arte de la naturaleza ha sido boceto plasmado en la fotografía, sobre lienzo o en papel.

Sin embargo, ninguna de las fotocopias de las que ha podido el hombre hacerle ha sido capaz de materializar la fuerza y la energía transformadora que transmite su visión en vivo. Lo que se experiencia en su contemplación pausada y entregada tanto a nivel mental, corporal o espiritual es irrepetible y difícil de explicar o recrear. La mente se evade, el cuerpo se estremece y el espíritu se eleva.

Parafraseando un verso de Rumi:
Ven a contemplar el cielo en primavera.
Hay luz y hay tinte y hay enamorados
en los colores del arcoiris.
Si no vienes, todo eso no importa.
Si vienes, todo eso no importa.

viernes, 16 de mayo de 2014

ante un diagnóstico de cáncer

Si bien es cierto que, con las capacidades, conocimientos y recursos de que dispone la medicina científica, hoy en día, el diagnóstico y pronóstico de cáncer es muy certero, aludiendo a lo meramente científico y basados en la estadística y experiencia en el entorno sanitario. Con lo que no cuenta la medicina científica es con el potencial de la persona que padece la enfermedad (que ellos si conocen y de la que ellos son doctos).

Ante un diagnóstico y pronóstico de cáncer cabe la posibilidad de actuar, no desde fuera del sistema sanitario, sino paralelamente y en asociación con este. La persona afectada puede hacer mucho y son incontables, incluso, las recuperaciones de la salud en casos desahuciados por la medicina por la implicación del paciente, no como mero ejecutor de un mandato médico y receptor de un tratamiento sino como protagonista de lo que le esta pasando. No estoy hablando de milagros venidos de la mano divina por el mero hecho de pedir a Dios, a la Energía Universal, a… de que llegue la cura. Estoy hablando del restablecimiento de la salud como resultado de la responsabilidad por parte de la persona de su enfermedad,  de su voluntad de vivir, de su capacidad de resiliencia, de su empoderamiento del ser, de -tomar las riendas de su situación-.

Las personas diagnosticadas de cáncer (o de cualquier otra patología) podemos hacer mucho más de lo que creemos y nos dicen los médicos (Sanidad, SNS). Solo necesitamos estar bien informados y formados. Sí quiero reparar una lavadora, necesito saber qué es y cómo funciona su maquina. Es igual para nuestro cuerpo. Necesito saber qué es el cáncer, porqué se ha hecho presente en mí y qué esta provocando en mi cuerpo, en mi vida. Yendo más allá del prospecto (concepto médico-científico).

El cáncer es una enfermedad y conlleva unas repercusiones bio-psico-sociales. Esto nos dice que cuando la persona enferma necesita restablecer su salud, ha de restablecer el equilibrio entre las tres dimensiones (biológica, emocional y social).

Por tanto, el tratamiento de la enfermedad, no puede ser entendido unidimensionalmente y reducido únicamente a la recuperación de un funcionamiento biológico correcto. Y, aquí entra en juego la persona enferma y su entorno, el cercano y el no tan cercano (la pareja, los padres, la familia, las amistades, la vecindad y la sociedad en su conjunto).

Es, a mi modo de ver, una imprudencia dejar solo en manos de otros lo que esta afectando a nuestro cuerpo, a nuestra vida. Para mí la enfermedad, mi enfermedad es algo mío y soy yo quien tiene que gestionarla. Sí, voy a necesitar de los profesionales, sin embargo no quiere decir que sean ellos los que hagan todo el trabajo. La mayor parte de la sanación esta en mis manos. Y, en gran medida, el compromiso de la persona con ella misma y en alianza con sus médicos, enfermeros y cuidadores es crucial para recuperar la salud total. Cambiar la mirada y verlo desde nuestro lado: no es la medicina quien nos cura sino nosotros que nos sanamos y para ello podemos recurrir a la medicina como herramienta.

En definitiva quiero llegar a que “Hay un compromiso ineludible con mi vida y es: yo cuidarla, haciéndome cargo de ella”. Al igual que el panadero, he de meter las manos en la masa y mancharmelas de harina.

Biografía:
-¡Dejad que los pacientes ayuden! “e-Patient Dave” deBronkart

Si necesitas conocer más sobre cáncer y saber que dicen otras personas, pacientes o profesionales sobre ello puedes consultar las siguientes web:

Asociación Española Contra el Cáncer https://www.aecc.es/Paginas/PaginaPrincipal.aspx
Instituto Nacional del Cáncer http://www.cancer.gov/espanol 




sábado, 10 de mayo de 2014

¿hay personas buenas o malas?

desde mi atalaya
Desde el albor de los tiempos hemos mamado la capacidad de catalogar y encasillar a las personas por sus actos. Por ejemplo, si son buenos o malos según nuestra percepción basada en nuestra escala de valores, religión, experiencias, educación, cultura.

Sin embargo, hay un rasero distinto y benévolo en el momento de enjuiciar nuestras acciones. Ni buenas ni malas nosotros actuamos según nuestra verdad, así se nos plantee la vida y siempre desde la creencia de que no nos quedaba otra, por tanto no reprensible desde ningún prisma.

Expresaba yo que, esto nos viene por aprendizajes y experiencias y, además, avalado por un sistema social que necesita de esta dualidad (un universo dual donde caben el bien y el mal, la noche y el día, lo blanco y lo negro, polaridades, estas, que se contraponen) para sostener una norma y un mandato bajo el que gobernar sobre la individualidad de los cuerpos.

Desde otrora, en todos los tiempos y civilizaciones ha operado la necesidad de catalogar a las personas. Religiones y filosofías se han encargado de dogmatizar al respecto, hablando de su verdad y que todo lo que la contradice es lo opuesto a la VERDAD, la falsedad. Los que les siguen y practican son buenos y por ende los que se oponen son los malos y hay que corregirlos, traerlos al redil y en su defecto apartarlos, anularlos, aniquilarlos.

Hay aquí un razonamiento en la lógica del universo dual, aun cuando quede patente que todo es día con su tiempo claro y su tiempo oscuro. Para nosotros, si se quiere, con su tiempo de actividad y su tiempo de inactividad (trabajo y descanso, en una sociedad regida por la economía). Esto es, al igual que ocurre con las personas (esencias), que nos etiquetamos para de la misma manera aplicarnos una economía diferente a cada existencia. Existo como hombre o mujer y cada uno con su preforma y presupuesto.

Somos seres completos (lo de la media naranja es otra patraña más del espacio de gobernanza y manipulación). Somos realidades que estamos aquí para experimentar el amor. Y, el amor no tienes dos caras. No existe, en el universo No Dual, otra cara del amor. No, no hay amor/odio. Ni el bien, ni el mal.

Por ello, si somos seres completos, partes indivisorias del SER COLECTIVO (todos somos UNO, somos partículas de la energía  que es el universo) y estamos pestañeando el amor, no cabe clasificar a las personas y sus experiencias como buenas o malas. Cada unidad, en mayor o menor medida, ensaya y percibe según su necesidad y deseo de amar y ser amado. Todo es experiencia de amor, vividas dentro de una escala que no podemos razonarlas desde el prisma de un Universo Dual.