Expresaba Ludwig Von Mises que, “El
actuar humano es siempre racional cuando es deliberado, y cuando no lo es no es acción sino reacción, que es la
forma en que se expresan o se conducen los animales.”
Partiendo de esta aseveración, yo
quiero reflexionar sobre el Amor. En el amor, el ser humano no se diferencia de
otras especies con las que cohabitamos la tierra. En el amor no cabe el
raciocinio ni la deliberación. No obstante, Sí, hay posibilidad de acción y hay reacción en el amor. Sin amor
no es posible estimar realmente la vida, cuyas vetas más tenues son tan suaves como
un brote de rosa. El amor se da en la naturaleza humana y en los demás seres vivos, y en la misma medida, unos por instinto, otras (las personas) por necesidad intrínseca de fundirse con el Todo así como el río al llegar a la mar.
Es el amor el genuino sendero que
venimos a recorrer por la vida. Es su comprensión y experiencia empírica la que
nos acerca a nuestra génesis.
Para ello, para amar, es necesario
perder el miedo a vivir. Decía Mandela “miedo a brillar”. Todos tenemos en lo
profundo el conocimiento del amor, el brillo, la Luz para disolvernos en una
relación de amor, con nosotras mismas, con la otra, con el entorno; con cada
gesto, cada mirada, cada palabra, con cada roce que saciaremos la sed de piel.
Desde el amor y para el amor debemos afianzar nuestra decisión
firme de ser felices y esto no es otra cosa que abandonar el sufrimiento. El
amor no admite otra cara de la moneda, no se da esa dualidad. El amor no
podemos voltearlo y si lo hacemos pasa como con la tortilla, más huevos y patatas. El sufrimiento es consecuencia
del olvido de que somos amor, el polvo posado y amontonado sobre la túnica del
corazón.
Ahora quiero añadir que, a la vida hemos venido a sentir el amor y a
expresarlo, lo demás es externo, es una obra de teatro, es falso. La vida, creo
yo, es una sucesión de tramas en secuencias concatenadas de relaciones de amor,
conscientes y/o inconscientes, reales, que nos comunican y conducen de regreso
a nuestro Ser.
Entonces, solo existe una necesidad de Amor
y es la misma para todas y todos los seres vivos. El amor no se puede aprender,
el Amor es Verdad que asoma de detrás de las trabas, los peros y las limitaciones.
Y lo resumo en que, para mí el amor es estar en conveniencia
con el presente, con el momento que acontece, conectado con una misma y con el
mundo, con el universo, en aceptación profunda de lo que Es, del sentir y con
el sentir, es estar consciente de una voluntad vital y expresarla.