martes, 15 de julio de 2014

el amor

Expresaba Ludwig Von Mises que, “El actuar humano es siempre racional cuando es deliberado, y cuando no  lo es no es acción sino reacción, que es la forma en que se expresan o se conducen los animales.”

Partiendo de esta aseveración, yo quiero reflexionar sobre el Amor. En el amor, el ser humano no se diferencia de otras especies con las que cohabitamos la tierra. En el amor no cabe el raciocinio ni la deliberación. No obstante, Sí, hay posibilidad de acción y hay reacción en el amor. Sin amor no es posible estimar realmente la vida, cuyas vetas más tenues son tan suaves como un brote de rosa. El amor se da en la naturaleza humana y en los demás seres vivos, y en la misma medida, unos por instinto, otras (las personas) por necesidad intrínseca de fundirse con el Todo así como el río al llegar a la mar.

Es el amor el genuino sendero que venimos a recorrer por la vida. Es su comprensión y experiencia empírica la que nos acerca a nuestra génesis.

Para ello, para amar, es necesario perder el miedo a vivir. Decía Mandela “miedo a brillar”. Todos tenemos en lo profundo el conocimiento del amor, el brillo, la Luz para disolvernos en una relación de amor, con nosotras mismas, con la otra, con el entorno; con cada gesto, cada mirada, cada palabra, con cada roce que saciaremos la sed de piel.

Desde el amor y para el amor debemos afianzar nuestra decisión firme de ser felices y esto no es otra cosa que abandonar el sufrimiento. El amor no admite otra cara de la moneda, no se da esa dualidad. El amor no podemos voltearlo y si lo hacemos pasa como con la tortilla, más huevos y patatas.  El sufrimiento es consecuencia del olvido de que somos amor, el polvo posado y amontonado sobre la túnica del corazón.

Ahora quiero añadir que, a la vida hemos venido a sentir el amor y a expresarlo, lo demás es externo, es una obra de teatro, es falso. La vida, creo yo, es una sucesión de tramas en secuencias concatenadas de relaciones de amor, conscientes y/o inconscientes, reales, que nos comunican y conducen de regreso a nuestro Ser.

Entonces, solo existe una necesidad de Amor y es la misma para todas y todos los seres vivos. El amor no se puede aprender, el Amor es Verdad que asoma de detrás de las trabas, los peros y las limitaciones.

Y lo resumo en que, para mí el amor es estar en conveniencia con el presente, con el momento que acontece, conectado con una misma y con el mundo, con el universo, en aceptación profunda de lo que Es, del sentir y con el sentir, es estar consciente de una voluntad vital y expresarla.