Un texto creado como experimentación en la creación literaria. Es un texto de dos autores: Pilar Racoy y yo mismo. Realizado por separado. Pilar redacto la segunda parte y yo la primera. Solo conocíamos en común la primera frase, la temática y los personajes. Las coincidencias son fruto de un par de wasaps que nos enviamos antes de embarcarnos en la tarea. Los cuatro primeros párrafos son los míos.
Arreguindadas, al pretil de la azotea
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de locura. Más no me veo a
mí misma como un ser endiosado que sueña con un mundo inmodesto sino un suceso
local que sueña con el cosmos de la sinfrontera y el fin de los limites
impertinentes que me doblegan a la alienación neurótica. Una imagen de mí, cual
salteador de caminos, que ha quemado la cosecha de mi vida.
Vanidosa presunción de gentes de mente obnubilada incapaces de
ver la verdad de lo que es y que pretenden ser poseedores de la pócima que me
devuelva al equilibrio lejos de las cavernas oscuras y bodegas secretas de la
psique que cabalga en un péndulo de polaridades.
Presa yo, de estas de oficio
carceleras, en este hábitat de cuatro paredes acolchadas, rodeada de girasoles
esclavos de su sol, incluso en días con cielos opacos. Donde preconcibo que si en un ultimado arrebato de
trascendencia me dejo “demensticar” para acabar con esta proyección anclada en
estrellas ligadas a tierra, todo habrá acabado para mí. Entonces, regresará
aquel al que no llaman loco, al que no quieren encerrar y habré renacido para
este tiempo de goces inmediatos que me alejan de mi origen.
Ah, sí me reencontrara, cuando se
revelen los recuerdos, con mi bien amada, sencilla y humilde hermana Adele, con
su pisto rompiente de guiones, con su huevo cuajado, píldora subrealista para
la transición desde la filosófica locura hasta la cordura que no se consume en
la falaz ebriedad.
Ahora la química navegará por mi
mente equilibrando lo que ellos consideran la realidad. No necesito sus
inútiles conocimientos, no saben con la clara velocidad que me llega la
agresión de todos y cuantos perturban mi atormentada existencia.
A la salida del centro le
conmueve la inquietud de su hermana en un intento por mostrar tranquilidad, la
que lo abraza sin palabras en una mirada. No hay preguntas, presión ni
demostraciones innecesarias. Se aferra a su brazo, como suele, y en una
propuesta cómplice le sugiere caminar juntos a casa. Lo que acepta, no sin
inquietarse, el mundo desborda sus adentros.
Al llegar, Adele le da el espacio
sabedora de necesitarlo, mostrándose con la
naturalidad que le proporciona el amor que le procesa, sin invadirlo. Manuel,
recoloca los cojines que descansan en el confortable sillón expuesto al sol,
mientras, sus tormentos tratan de hacerse paso de nuevo, vence la calidez
adormeciéndolo, paralizando el cimbreante compas de sus ansiosas piernas
sentadas.
Despierta, le incomoda no estar
asolas, atrapa el entorno donde se encuentra… siente hogar. _“te he preparado
un jugoso pisto con huevo cuajado, sé que te gusta”. Su mente le vuelve a
hablar y en su cara se dibuja una amplia y tierna sonrisa, desde donde se abre
con timidez, esa puerta que por día va pesando más y más entre tanto
sufrimiento.
Toma la primera cucharada
caliente entre el afecto de la compañía, lo que estimula el regusto de sus
sentidos, donde se hace presente la tan olvidada paz de su existencia, al
menos… un instante.