miércoles, 27 de enero de 2016

creación literaria 2016

Disolución

Las besa con suma conciencia para no equivocarse, comprendiendo que a veces es el momento de dejar marchar, de morir sin pugnas, de perderse en la locura, en un suave suicidio. Será una gloriosa experiencia separar para la hoguera las suyas de las mías y legar a la posteridad, esa dama anticuada, pequeñas betas doradas en un álbum de fotos sin dobleces.


Regreso imprevisto

Van a ir a comprarse un vestido nuevo y un helado, y será lo primero que hagan nada más llegar a la ciudad, les dijo con autosugestión. Ana y Gema, le sonrieron a pesar de que sus rostros reflejaban una contorsión de dolor y resignación. Ambas sabían que su madre solo pretendía extraerlas de aquella realidad que tanto le costaba a ella misma de asimilar. Nunca podía imaginarse un final como el que se precipitó a su llegada al campamento de verano, donde dejó, días atrás, a sus radiantes trillizas.



BREUKELEN (palabra de origen holandés, y que da nombre a una pequeña ciudad de este país, que significa “pantano pequeño”, “breuk”-pantano y “elen”-diminutivo, origen del nombre Brooklyn).

En el cuento de Navidad de Auggie Wren, hay un personaje peculiar, por sus maneras y por la amputación de su mano derecha, Cyrus Cole. Cyrus perdió su mano en un accidente, a muy temprana edad, jugando con la podadora de su padre. Su padre, el buen hombre, que vivía la salud en clave de moral con Dios, interpretó en el suceso la mano del castigo divino y desde el mismo instante de aquel trágico advenimiento encomendó su alma y el fruto de su trabajo a la Iglesia Luterana por lo que Crus, que así le gustaba de llamar, paso calamidades en la mesa amen de la exclusión por su condición de manco y señal divina del pecado.

Crus vivía junto a una tienda de tabacos en la esquina entre la Calle tres y la Octava Avenida de Brooklyn. Le gustaba pasar las tardes en el parque del Puente de Brooklyn, desde donde se admiraba la famosa montaña rusa de madera, la Cyclone, al sur, en Coney Island. Jugaba, e imaginando que tenía ambas manos, a ser jardinero del parque y que creaba figuras de árboles de Laurel traídos desde la India. Además, se había propuesto crear el laberinto de setos más descomunal y entreverado del que nadie pudiera salir sin su ayuda. Por encima de todo, Crus, deseaba sentirse útil y reconocido. Encontrando en la jardinería una evasión y la ovación de cientos de turistas y broklinites.

Así es, Cyrus fue contratado por el ayuntamiento del condado de Brooklyn, mucho antes de que la ciudad fuera absorbida por el conglomerado urbano de New York y con el tiempo, su arte y su singularidad, le otorgaron el sobrenombre de “el mago jardinero manco”.

Crus, era un joven por entonces, escuálido, de tez morena y paticorto, cualidad que para trabajar sobre el césped le beneficiaba pero que para tallar los árboles necesitaba de todo tipo de plataformas elevadas. Persona que no se dejó vencer por su diferente capacidad y que con una apasionante voluntad y un prodigioso don consiguió que se le reconociera y homenajeara cada año por sus remodelaciones del espacio verde de la ciudad.  Su esmero y la armonía con que trabajaba otorgaban a los jardines, parques y estanques, en relación con el rocio, los colores, las nubes y el sonido de la naturaleza una energía y vitalidad sin parangón en el mundo de la floriescultura y el paisajismo. Aunque había cursado estudios en la Facultad de Floricultura y sentado catedra en la asignatura, su don en el manejo de las tijeras, el diseño y la ornamentación le venían, decía él, del reequilibrio divino, “me castigó por mi padre y me redimió por mi tesón y amor a la naturaleza”.

El registro grafico de sus recreaciones y trabajos paisajistas lo realizo el que llegó a ser su amigo y compañero de largas jornadas, el fotógrafo Auggie Wren, al que conoció en la esquina de su casa mientras este retrataba una mañana y mañana y mañana, así todos los días del año, el mismo encuadre de su calle. 

martes, 12 de enero de 2016

Santificar la Fiesta

libro publicado por Diversidad Literaria,
portada de Inés Vera Santos









Salen sigilosamente de las habitaciones de sus hijos, empapados en esencia de amor y con lágrimas frescas en sus rostros. ...







Microrrelato seleccionado en el II certamen internacional de Microterrores y publicado en el libro MIcroterrores II.

Diversidad Literaria, S.L.
www.diversidadliteraria.com 

viernes, 8 de enero de 2016

enigma de ciudad amurallada

Y yo, en el fascinante proceso de mi caminar, consciente de que mis errores son el motor de mi movimiento deseado, fruto de carencias atesoradas, voy gozando de amor, de amar y de sentir el amor de aquellas personas ya conocidas y de las nuevas que despiertan en mí y conmigo una parte de lo nuestro que tiembla de emoción al permitirse nuestras almas rozarse.

Y en este momento, puedo decir que estos días cuentan como generadores a la esperanza e ilusión por vivir, días que han valido la pena estar alejado de la casa natal. Días de deconstrucción y construcción del nuevo Yo, de mi ser dando pasos con ritmo diferente y refrescar la memoria del Ser que soy. Días que me pulen los egos que me alejan del centro, que clarifican mis defectos, pero una vez más sin lágrimas, sin miedos, enamorándome.

Con un punto de loca, moldeándome en cada conversación, con cada nuevo espacio conocido, como un girasol a los calientes haces del astro rey. Ávila, ciudad amurallada, la nueva por conocer, libre de los vientos y abierta por los cuatro costados. Puertas que se abren, de entrada y salida. Yo que me abro y en mis entrañas permito el choque de galaxias al experimentar su cercanía. Y ahora seremos para siempre, le digo. Un te amo con voz, pero sin baile de pasión. Diferente y única Salamanca, la ya conocida, adoro tus piedras y amo a mis gentes, tus gentes. En ninguna encontré "palmeras en la nieve", aunque sí personas recubiertas de historias inconclusas, caminantas al igual que yo, en un estado de felicidad exclusiva y particular. Personas fluyendo por sus vidas en un sistema ampliamente abreviado y, unas en la queja, otras en la aceptación, otras sin saber a dónde, sumando al Todo sus experiencias de orgullo y dolor, soberbia o amor. Yo destilando en ellas, consciente de mi propia determinación y cambios en mi devenir por el lastre de sus pesos en mi mochila, voy generando mi pensamiento y capitaneando algunos de los suyos.

Algunas de estas personas, aunque estén rotas sus vidas, están vivientes, esperando el momento que transforme sus vidas, que les moldee, que les traiga paz a sus días, pero con miedos en el presente, rotando un bucle entre pasado y futuro, miedos a permanecer en el fracaso percibido en el aquí y ahora, sin comprender que se les escapa el tic tac.

Y a mí, un año más la ruta salmantina no me deja indiferente, libera mi corazón de malos olores y despeja mi mente de turbulencias del año viejo. Motivando y rompiéndome el espíritu del inmovilismo. Un año más, alimenta mi alcanzable sueño de partir para las Medulas en busca del nuevo oro. Otras tierras, otras personas, otras almas con las que fundirme, otras nuevas formas de equivocarme y aprender que el enigma de la vida no se puede perder tras ciudades amuralladas.

gracias Casa Samuel!