sábado, 2 de julio de 2016

+microrrelatos

Saeta Marinera


Castillo Santa Catalina
La Caleta, Cádiz
Acuérdate de lanzar mis cenizas al mar, como habíamos acordado. Nunca podré perdonarme que mis restos no acaben siendo mecidos por el vaivén de las olas y que un pez, no importa el tamaño, me esparza por los mares adherida en su lomo. Soñé de pequeña que sería pirata en los siete mares. La vida, no tenía esos planes para mí. La vida, quiso que yo fuera veleta de los vientos y girará sobre un gozne siendo guía y señal para aquellos que no conocen su rumbo o cambian mucho de ideas, sentimientos o gustos. Veleta y no pirata, este ha sido mi penitencia y haberme oxidado y no servir a mis caseros. Cigüeña, no me olvides tú y lleva mis despojos en una atada de tu pico mar adentro, que quiero volver a nacer. Quiero, tener un feliz viaje al fondo de los mares.






Calle Fatalidad

Centre Ponpidou, Malaga
Es como sale mejor, tirando de ella. Cuando se queda atrapada y no puede soltarse lo mejor es tirar y
tirar hasta que salga. Una inmensa minoría de las veces acertar en el calambre es la única manera de extraerla. Estando ahí en el pozo, cabalgata de pesares de personajes infaustos de tan normales o normales de tan faustos que viven irrealidades prácticas que tienen mucho que ver con moralidad grosera y repugnante que les habita por los callejones del fracaso, es difícil salir a flote. Empero, cuando tu vida ya toma ese color amarillo anémico con irisaciones obscenas es el momento de plantar cara a la depresión y gritar: ¡estoy viva!

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