martes, 28 de febrero de 2017

batalla sin cuartel a la medicina integrativa


En mi opinión, se esta dando una batalla sin cuartel a otras opciones, no solo de paliar los efectos secundarios de los agresivos tratamientos farmacológicos contra las enfermedades, sino a la posibilidad de fortalecer el cuerpo, la mente y el espíritu para confrontarnos con estas sin intoxicarnos con químicos que nos envenenan.



Meter en el mismo saco terapias que buscan mantener o restablecer la salud con curanderismo y productos milagrosos no es beneficioso para la salud de las personas ni de la sociedad en su conjunto, así como se percibe detrás de este “hombre del saco” oscuros intereses de la industria farmacológica a lo que se están sumando ciertos partidos políticos (en busca de puertas giratorias) y asociaciones que a pesar de su buena labor se ven sometidas, bien por interés particulares o a golpe de talonario, a seguir itinerarios y guiones impuestos.



No todo lo que no esta demostrado no significa que no se pueda demostrar y no todo lo que esta demostrado significa que sea salubre.



No seré yo el quiera convencer a nadie de las propiedades terapeutas de nada, pero me gustaría señalar lo que no nos dicen de las estadísticas de que la prevalencia de los cánceres, las enfermedades cardiovasculares y diabetes, por ejemplo, estén proliferando a pesar de los grandes avances fármaco-médico-científico.



Un dato en favor de la medicina integrativa: el 80% de las personas afectadas en algún momento por una enfermedad grave acude a terapias complementarias a sus tratamientos convencionales para paliar o curar sus dolencias. Este dato sale de estudios generados en EEUU el país que todo lo lleva a análisis rigurosos. En un post que publique en mi blog hace unos meses ya hago referencias a estos argumentos. http://jccanto.blogspot.com.es/2016/07/medicina-convencional-vs-medicina.html


“No todo lo que reluce es oro” y me vale la frase para los dos “bandos”. Acudamos a la medicina integrativa en favor de la salud y obviemos batallas sin sentido que no nos conducen a nada sano.

jueves, 9 de febrero de 2017

el oráculo de Delfos


Durante siglos ha corrido una leyenda en forma de verdad histórica acerca del oráculo y el estado de la Pitonisa. En tiempos en que la época de la Grecia clásica se veía como un acérrimo paganismo al que había que ridiculizar, los escritores cristianos de los siglos III y IV, como Orígenes y San Juan Crisóstomo inventaron algo que a través de los siglos tuvo siempre mucho éxito. Lo describían así:

“El trípode de la Pitonisa o Pitia se hallaba sobre una grieta muy profunda de la roca. Por esa grieta emanaban unos gases tóxicos que hacían que la mujer entrara rápidamente en un estado de embriaguez y desesperación con grandes tiritonas, es decir, entraba en trance, desgreñada y arrojando espuma por la boca. Además, masticaba hojas de laurel, lo que ayudaba a alcanzar ese estado psicosomático”.

Yo no me fui a Delfos a preguntar a la Pitonisa, yo le pregunté al oráculo en “La Escuelita de las Palabras”, a mis Pitias: compañeras en eso de amasar palabras. Y le pregunté lo siguiente:
¿cómo acabará el noviazgo entre mi yo y lo mío?
y el oráculo me contestó lo siguiente:

Veloz milagro.

Tiemblan flores con murallas,

celebran pequeñas sombras,

cantan tormentas amargas.

Fulgor de fruta oscura,

perdona sin sabor.

El extraño incendio, enciende lujuria.

Amargos recuerdos brillantes escapan libres.


Con esta respuesta por escrito, y dándome por respondida, me vine para casa interpretando lo que el oráculo me quiere decir. A pesar de lo obvio que resultan estos versos, que alimentan mi deseo, en concordancia con lo que yo espero que sea la relación entre mi yo y lo mío, he de confesar que me desconcierta la primera línea: “Veloz milagro”.

Dejaré reposar sobre un colchón de plumas la profecía a la espera de que desvele para mí su desnudo y generoso significado.