miércoles, 28 de junio de 2017

la escritura como deporte


terraza La Quilla, Cádiz
Playa de La Caleta
Castillo de San Sebastian y la Avanzada de Santa Isabel
Levadura

En el intrincado teatro de una sociedad que envenena la tierra existe una grieta por la que asoma la luz, estoica y resistente. A través del predominante paisaje humano, la geografía de lo material, hay humanas gozosas de su tiempo tecnológico en busca del equilibrio imperfecto, empero delicado y maduro. Estabilizadores que miran al pasado y tienen razones para la esperanza de limpiar la atmosfera recalentada por los candelabros. De recuperar una tierra velada en sombras. De indemnizar a unos mares enfermados por objetos de usar y tirar. Personas que reciclan para ponernos en sintonía con la naturaleza vital. Recapacicladoras.


Diego, preocupado, le preguntó al Sol ¿sabes cuánto durará la tierra? 
-Querido Diego, los humanos tenéis la mala costumbre de contaminar el aire, el agua y la tierra con objetos de usar y tirar y laváis vuestra ropa en vez de vuestras conciencias. Por eso, no creo que el mundo os duré mucho tiempo. Las cuerdas que se tensan demasiado acaban rompiéndose.
-Entonces ¿qué podemos hacer?
-Lo mejor es reciclar ahora, no mañana. No te lamentes ni te vayas nunca a la cama no habiendo reciclado. Si lo hacéis, esa pregunta tendría otra respuesta: -habrá mundo mientras yo exista-.




toma realizada desde el cercanías Cádiz-Jerez
Metamorfosis
Este viaje fue el vehículo perfecto para perderme en el olvido. En el cercanías, tuve una interrupción en el tiempo que descarriló mi vida. Una experiencia, con el traqueteo, que me disolvió en la vida de la persona con la que compartía asiento. Una pausa entre dos puntos. Al subirme, tenía amores, trabajo y amistades. Cuando bajé, me encontré con otros amores, otras ocupaciones, otras experiencias. En Las Rozas ya no era la misma persona que embarcó en el andén de Atocha. La curva del trayecto me había cambiado.




Abstinencias
Un día les gusta aislarse en su ayuno y en otro momento sueñan con lanzarse a la vorágine de una cena de hazaña o lasaña. Tres grandes amigas cambiaron la historia cambiando su alimentación. Siempre les han interesado las mujeres que no se resignan a comer lo que la sociedad de su tiempo les asignaba. Ahora hay dietas por todas partes y muchas de ellas generadas por las cruzadas “cuerpos diez”, otras son de ahora, pero nacieron antes, probadas por sus abuelas. Este es un país de dietas. Esta gente lo saben, al caer la noche no se come.